La sudoración es el proceso fisiológico mediante el cual nuestro organismo logra mantenerse a una temperatura corporal óptima para su funcionamiento. De ahí que sea normal sudar con el calor y el ejercicio físico o en situaciones de tensión. No obstante, cuando hay una sudoración excesiva o se produce sudor sin un desencadenante claro, hablamos entonces de una condición llamada hiperhidrosis.
Se estima que esta afección dermatológica tiene una incidencia del 3% en la población y que afecta por igual a ambos sexos.
Sin embargo, es la hiperhidrosis primaria focal el tipo más frecuente. En este caso, a pesar de que el exceso de sudor tiene un origen desconocido, se cree que hay un marcado componente genético. De ahí que sea habitual que más de una persona en la misma familia sufra de este tipo de hiperhidrosis.
Este problema de sudoración excesiva puede darse en los niños (hiperhidrosis infantil), pero es sobre todo en la pubertad cuando empieza a manifestarse.
En ese sentido, los síntomas de hiperhidrosis primaria son un exceso de sudor en una o más partes del cuerpo ante estímulos físicos o emocionales, o bien experimentar una transpiración exagerada de forma espontánea, sin ningún factor que lo justifique.
Es habitual también que esta sudoración excesiva empeore en situaciones de estrés, ansiedad o nerviosismo.
Las partes del cuerpo más afectadas por la hiperhidrosis son las axilas (hiperhidrosis axilar), el rostro (hiperhidrosis facial), las palmas de las manos (hiperhidrosis palmar), las plantas de los pies (hiperhidrosis plantar), ambas extremidades (hiperhidrosis palmoplantar), el tronco o las ingles.
Esto se debe a que son las áreas corporales con más concentración de glándulas sudoríparas.
Por lo que respecta a la hiperhidrosis secundaria, esta tiene una afectación más generalizada. Además, en este caso, las causas de la hiperhidrosis suelen estar vinculadas a ciertos fármacos, tratamientos y enfermedades.
Entre ellas, afecciones metabólicas como la diabetes, disfunciones de la tiroides, alteraciones en la glándula suprarrenal, infecciones o trastornos del sistema nervioso.
Precisamente porque hay enfermedades que causan hiperhidrosis, se debe acudir al médico en caso de empezar a sudar mucho o en circunstancias que no justifiquen esa sudoración excesiva.
Asimismo, algunas condiciones como el embarazo, la menopausia y la obesidad pueden ser la razón por la que el organismo produce sudor en una cantidad más abundante.
Más allá de la importancia de acudir al especialista para poder hacer un diagnóstico de la hiperhidrosis correcto y poder descartar posibles causas patológicas, la sudoración excesiva suele tener un impacto muy negativo en la calidad de vida de quienes la sufren.
En ese sentido, no deben menospreciarse las consecuencias de la hiperhidrosis a nivel psicológico, social ni laboral.
Hay que tener en cuenta que las personas que sudan mucho suelen tener la necesidad de cambiarse de ropa o zapatos frecuentemente, evitan dar la mano o besos para saludar, no pueden ejercer ciertos trabajos de precisión o manuales y pueden experimentar dificultades a la hora de realizar actividades cotidianas como, por ejemplo, conducir.
Además, la hiperhidrosis causa, en la mayoría de quienes la sufren, problemas de autoestima y confianza en sí mismos.
Por su parte, el exceso de humedad provocado por el sudor favorece la maceración de la piel y, por tanto, la aparición de heridas o infecciones cutáneas.
Es por todo ello que conviene tomar medidas para combatir la hiperhidrosis y, por tanto, evitar el sudor en exceso.
En ese sentido, los antitranspirantes tópicos suelen ser el tratamiento para la hiperhidrosis de elección. Esto se debe a su capacidad para reducir la sudoración al obstruir, de forma parcial y temporal, los conductos excretores de las glándulas sudoríparas.
Estos antitranspirantes pueden presentarse en diferentes formatos (roll-on, toallitas, spray, polvos, plantillas para los pies, etc.) en función de la zona de aplicación para la que han sido formulados.
En cuanto a sus componentes, las sales de aluminio han demostrado ser las sustancias astringentes más eficaces en el tratamiento de la hiperhidrosis.
A su vez, es importante que las personas con hiperhidrosis conozcan las diferencias entre desodorantes y antitranspirantes tópicos.
Mientras que estos últimos actúan en la fisiología de las glándulas sudoríparas, los desodorantes solo enmascaran el mal olor corporal y, en el mejor de los casos, neutralizan el crecimiento bacteriano.
En aquellos casos en los que los antitranspirantes son insuficientes para controlar el sudor, se puede recurrir a otros tratamientos para combatir la hiperhidrosis.
Entre ellos, destaca la iontoforesis, que consiste en el paso de corriente eléctrica a través de la piel al sumergir la zona a tratar en una solución acuosa.
Esta técnica se suele emplear en el tratamiento de la hiperhidrosis palmoplantar. Es decir, cuando sudan mucho las manos y/o los pies.
Por lo que respecta al tratamiento de la hiperhidrosis con bótox, este puede estar indicado en ciertos casos de sudoración excesiva en el rostro, las axilas, las palmas de las manos o las plantas de los pies. La Toxina Botulínica (Bótox) consigue interrumpir la hiperactividad de las glándulas sudoríparas al inyectarse en la zona afectada.
Otra opción para combatir el sudor en exceso son los fármacos anticolinérgicos, ya que inhiben la producción de sudor. No obstante, suelen tener importantes efectos secundarios. Entre ellos, boca seca, problemas oculares o disfunciones intestinales y vesicales.
De este modo, estos medicamentos para la hiperhidrosis se reservan para determinadas circunstancias y no son una opción de tratamiento a largo plazo.
Por su parte, los ansiolíticos pueden ser de utilidad en aquellas personas en las que la ansiedad o el estrés ejercen de principal factor desencadenante a la hora de producir sudor de forma exagerada.
Finalmente, solo en casos muy puntuales se recurrirá a la cirugía. Concretamente, a una simpatectomía torácica. Esta intervención quirúrgica consiste en cortar los nervios simpáticos que provocan que una parte del cuerpo sude demasiado.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Callejas, M.A. Grimalt, R. & Cladellas, E. Actualización en hiperhidrosis [en línea]. Actas Dermo-Sifiliográficas. Academia Española de Dermatología y Venereología, 2010. <https://www.medigraphic.com/pdfs/cutanea/mc-2012/mc126b.pdf>
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Draelos, Z.C. Dermatología cosmética. Productos y técnicas. Grupo Aula Médica, 2011.
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