Cistitis: causas, síntomas y tratamiento

21 junio 2022 | Salud de la mujer

Cistitis: causas, síntomas y tratamiento

La cistitis es la infección del tracto urinario (UTI) más frecuente y consiste en la colonización y multiplicación microbiana de la vejiga, generalmente por parte de la bacteria Escherichia coli (E. coli)

Aunque puede presentarse tanto en hombres como en mujeres, la infección de orina (como se conoce popularmente) afecta sobre todo al sexo femenino. Tanto es así, que se trata de una de las causas más habituales de consulta en Atención Primaria por parte de las mujeres en edad fértil.

El riesgo de cistitis en verano aumenta debido a las altas temperaturas y a la humedad ambiental propias de esta época del año, ya que proporcionan el ambiente idóneo para la proliferación microbiana en el área genitourinaria.

El hecho de permanecer con el bañador mojado por un tiempo prolongado tras los baños en la playa o la piscina, o bien con la ropa interior húmeda a causa del sudor, también favorece la aparición de esta afección.

Es por ello por lo que, con la llegada del verano, es especialmente importante conocer los factores de riesgo para tratar de prevenir la cistitis, así como identificar los primeros síntomas de infección de orina para poder iniciar un tratamiento de forma precoz y evitar complicaciones.

Principalmente, la pielonefritis, que sucede cuando la infección se extiende a uno o los dos riñones.

Causas de las cistitis

En la cistitis, la causa más frecuente es la infección por parte de bacterias procedentes de la zona anal o perianal que colonizan la zona periuretral y el vestíbulo vaginal (el orificio externo de la vagina y los labios menores de la vulva).

Desde allí, ascienden por la uretra hasta llegar a la vejiga urinaria, donde se adhieren al endotelio (el tejido que lo recubre) y se multiplican.

Aunque la bacteria E. coli suele ser la principal responsable, a veces la causa de las infecciones de orina son otros microorganismos presentes en la vagina o la piel del área genital.

Las mujeres tienen más riesgo de sufrir infecciones de orina por la anatomía de sus genitales y al estar más próximos al ano.

El hecho de que la cistitis en la mujer sea más frecuente que en los hombres responde a cuestiones principalmente anatómicas.

El tracto uretral es más corto en los genitales femeninos, facilitando la migración de las bacterias y su llegada a la vejiga. Además, la uretra de la mujer está más próxima al ano, lo que facilita la llegada de microorganismos.

Los hombres, en cambio, no solo están más protegidos debido a la anatomía de sus genitales, sino que también las secreciones de la próstata parecen ejercer un efecto antimicrobiano.

En ese sentido, se cree que el antígeno prostático específico (PSA) tendría una actividad protectora frente a las bacterias, específicamente contra la E. coli.

Se estima que más de la mitad de las mujeres van a padecer al menos una infección del tracto urinario a lo largo de su vida y un tercio de estas se diagnostican antes de los 24 años.

Aún así, la sequedad vaginal en la menopausia, la posibilidad de sufrir incontinencia urinaria y los demás cambios que se producen en los genitales de las mujeres en esta etapa también incrementan el riesgo a sufrir este tipo de infecciones.  

Entre los factores de riesgo que pueden favorecer las infecciones de orina destacan los siguientes:

  • Relaciones sexuales. Cistitis y sexo pueden estar directamente relacionados, sobre todo si las relaciones sexuales son frecuentes. Esto se debe a que, durante el coito, se puede favorecer el contacto de las bacterias de la zona anal con la entrada de la uretra.

    Es lo que se conoce como cistitis postcoital o, popularmente, cistitis de la luna de miel.
  • Hábitos urinarios inadecuados. La retención de la orina (aguantarse la necesidad de orinar cuando se tienen ganas) es otro factor de riesgo para las cistitis.

    Hay que tener en cuenta que la orina que permanece en la vejiga les proporciona a las bacterias un lugar propicio para crecer, por lo que hay que ir al baño en cuanto se tengan ganas.
  • Hábitos de higiene íntima incorrectos. Las cistitis en niñas son especialmente frecuentes y suelen deberse a unos malos hábitos de higiene tras ir al baño. En concreto, limpiarse de atrás hacia delante después de una evacuación intestinal o hacerlo de forma inadecuada.

    Este mal hábito también las hace más propensas a otras afecciones genitales como la vulvovaginitis.

    Otros factores que pueden favorecer las cistitis en la mujer son no cambiarse las compresas y los tampones de forma regular, permanecer con la ropa de baño mojada, aplicar jabones irritantes, desodorantes u otros productos no respetuosos con el pH de la zona y utilizar ropa interior de tejidos sintéticos.
  • Estreñimiento. El estreñimiento y la cistitis también pueden estar relacionados.

    Esto se debe a que la imposibilidad o dificultad para expulsar las heces hace que las bacterias presentes en ellas se concentren con mayor facilidad en la ampolla rectal (la parte final del intestino grueso) y, por tanto, sea más factible la contaminación perineal.
  • Anticonceptivos de barrera. El uso de espermicidas (incluidos los condones tratados con espermicidas) y los diafragmas también pueden aumentar el riesgo de cistitis en la mujer al poder irritar la uretra.
  • Embarazo. La cistitis en el embarazo es una afección relativamente frecuente que puede desembocar en complicaciones importantes como la pielonefritis aguda, el parto prematuro o bebés con bajo peso al nacer.

    Debido a ello, su prevención, así como la detección y el tratamiento precoces resultan fundamentales.

    Además, hay que tener en cuenta que la infección de orina en el embarazo puede ser asintomática y únicamente detectable a través de cultivos.

    El riesgo de cistitis durante la gestación se ve aumentado por diferentes factores tales como el aumento del pH de la orina, una menor actividad del sistema inmune, las modificaciones anatómicas y funcionales que experimenta la mujer y los cambios hormonales.

    También el aumento del tamaño del útero comprime la vejiga y esto puede complicar que esta se vacíe completamente con la micción.
  • Menopausia. Los cambios hormonales que tienen lugar en la menopausia pueden provocar un desequilibrio en la flora vaginal que favorezca la proliferación de los gérmenes intestinales como la coli.

    Además, el músculo detrusor de la vejiga (el que se contrae durante la micción para forzar la salida de la orina) se vuelve más débil, complicando su vaciado.

    Es por estas causas que el riesgo de cistitis en la menopausia también aumenta.

Otros factores de riesgo para las infecciones urinarias son tener una predisposición genética, enfermedades como la diabetes o que causen una inmunosupresión, las obstrucciones del tracto urinario, el uso reciente de sondas u otros procedimientos urinarios, la incontinencia urinaria y estar hospitalizado o encamado.

Síntomas de infección de orina

En la cistitis, los síntomas más comunes suelen incluir:

  • Sensación permanente de ganas de orinar.
  • Dolor o escozor al orinar.
  • Orinar pequeñas cantidades, pero con mucha frecuencia.
  • Dolor por encima del pubis.
  • Dolor reflejo en la zona lumbar.
  • Presencia de sangre en la orina (visible o no).
  • Orina turbia y/o con un olor intenso o desagradable.
  • Febrícula.

Aún así, a veces las infecciones urinarias pueden ser asintomáticas, como en el caso de las cistitis en el embarazo.

En el caso de infección de orina en ancianos, esta tampoco suele cursar con los síntomas clásicos, sino que puede manifestarse con confusión, mareos, problemas de memoria, delirios, alucinaciones, inquietud y comportamientos extraños.

Las cistitis de repetición son muy frecuentes en las mujeres y pueden deberse a recidivas o reinfecciones.

Las primeras hacen referencia a la recurrencia de la infección debida al mismo microorganismo, en un periodo de tiempo inferior a las seis semanas desde la infección original.

Se entienden como reinfecciones, en cambio, cuando las cistitis se producen por el mismo microorganismo o uno diferente en un periodo superior a las seis semanas desde la primera infección.

Estas suelen estar causadas por la prescripción de antibióticos inadecuados, pautas de tratamiento demasiado cortas, no finalizar el tratamiento o tener alguna anomalía renal.

Tratamiento de la cistitis

El tratamiento para la cistitis suele ser muy eficaz para acabar con la infección y prevenir complicaciones graves. Pero para ello es fundamental que se inicie de forma precoz y se sigan las pautas indicadas.

  • Antibióticos. El tratamiento para la infección de orina consiste casi siempre en la prescripción de antibiótico.

    Por lo general, la fosfomicina trometamol en una única dosis de 3 gramos. Este es el antibiótico para la cistitis de elección por su comodidad de administración, su alta actividad contra la E. Coli y su baja tasa de resistencia.

    No obstante, en ciertos casos pueden estar más indicados otros tipos de antibióticos como la amoxicilina y el ácido clavulánico, la cefuroxima axetilo, la nitrofurantoína, el norfloxacino o el cotrimoxazol.  
  • Medidas preventivas y coadyuvantes. Existen diferentes medidas para intentar prevenir la cistitis, sobre todo en aquellas mujeres con infecciones de orina recurrentes.

    Es importante destacar que estas consiguen una mejora de los síntomas de la cistitis aguda y pueden reducir el riesgo de infecciones de orina de repetición, pero no constituyen un tratamiento por sí solas.

    • Arándano rojo americano. El uso de comprimidos de arándano rojo para la cistitis está muy extendido y se debe a la acción de uno de sus componentes, las proantocianidinas (PAC). Estas se unen a los filamentos de la E. coli y evitan su adhesión en la mucosa intestinal, evitando así la colonización y posterior infección. El uso de aránando rojo para la infección de orina también es efectivo al disminuir el pH de la orina y, por tanto, facilitar la eliminación de las bacterias. 
    • D-Manosa. Es un tipo de azúcar que ejerce un efecto antiadhesivo sobre las bacterias. De ahí que se utilice como coadyuvante en el tratamiento de las infecciones urinarias. 
    • Probióticos y prebióticos. Estos productos consiguen mejorar la composición de la microbiota intestinal y vulvovaginal, creando un ambiente más hostil para los microorganismos patógenos. Existe evidencia para Lactobacillus.
    • Gayuba. Los complementos de este arbusto también se utilizan para prevenir las infecciones de orina porque tiene propiedades antisépticas en las vías urinarias, además de ser antibacteriano y antiinflamatorio y favorece la excreción de orina (diuresis). 

    Otros ingredientes naturales que pueden utilizarse como coadyuvantes para el tratamiento de la cistitis son la salvia, la vitamina C y los aceites esenciales (orégano compacto, canela de Ceilán, albahaca y menta piperita).

  • Buenos hábitos de higiene íntima. Mantener unas pautas adecuadas en el cuidado íntimo es fundamental para prevenir las cistitis. Entre ellas, destacan las siguientes:
    • Beber al menos 1,5 litros de agua o bebidas saludables.
    • No aguantarse las ganas de orinar y hacerlo con frecuencia. La orina no se debería retener más de 3 o 4 horas, excepto durante el descanso nocturno.
    • Vaciar completamente la vejiga en cada micción.
    • Orinar antes y después del coito.
    • Limpiarse de delante hacia atrás después de ir al baño y durante la ducha.
    • Lavar la zona solo con agua o con un jabón específico que respete el pH de la zona vaginal. No usar esponjas, ya que pueden acumular microorganismos.
    • Evitar el estreñimiento.
    • Utilizar ropa interior de algodón.
    • No permanecer mucho tiempo con el bañador mojado y cambiarse de ropa interior si se ha sudado mucho. Por ejemplo, tras practicar deporte.
    • Reemplazar las compresas y los tampones cada pocas horas.
    • Evitar los espermicidas y el uso de diafragma, en caso de mujeres con cistitis de repetición.
    • Utilizar cremas lubricantes en el coito.

Si después de iniciar el tratamiento pertinente, los síntomas de infección de orina no remiten o aparecen nuevos (fiebre, vómitos o dolor de espalda) hay que acudir al médico de nuevo.

También deberán estudiarse aquellos casos en los que, a pesar de las medidas preventivas, se siguen produciendo cistitis de repetición. 

Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.

Bibliografía

Cachafeiro, M.J. Mujer e infecciones genitourinarias [en línea]. Curso Salud de la Mujer. Aula Farmacia, 2021. <https://www.auladelafarmacia.com/salud-de-la-mujer-2a-edicion/>

Alonso, M.J. Cistitis, una infección de alta incidencia [en línea]. El Farmacéutico, 2019. <https://www.elfarmaceutico.es/tendencias/te-interesa/cistitis-una-infeccion-de-alta-incidencia_110166_102.html> 

Sueiro, J., Puime, P. et alt. Protocolo de las infecciones urinarias. Infección urinaria en la mujer [en línea]. <https://www.sergas.es/Docs/ProtInfUriAdulto.pdf>

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