Saber cómo cuidar una cicatriz es fundamental para minimizar no solo su impacto estético, sino también a nivel funcional.
Por una parte, cabe recordar que las cicatrices pueden afectar significativamente a la autoestima de las personas, con las consiguientes implicaciones a nivel personal, social y laboral. Esto suele agravarse cuando las marcas están en zonas muy visibles como el rostro o las manos, o son de un tamaño importante.
Además, muchas de ellas pueden evocar recuerdos o experiencias traumáticas.
Por otro lado, conocer cómo cuidar una cicatriz reciente también es clave para prevenir una mala cicatrización de las heridas o que estas acaben siendo dolorosas, limiten el movimiento o interfieran en ciertas funcionalidades.
Existen muchos motivos por los que la piel puede dañarse y formar cicatrices. Entre las heridas más frecuentes, destacan los cortes, las abrasiones, las irritaciones, las quemaduras solares y las quemaduras por contacto directo o indirecto con calor.
Sin embargo, el acné (tanto el acné juvenil como el acné hormonal en la mujer) es una de las principales causas de cicatrices.
Por su parte, las lesiones de rosácea también pueden dejar marcas permanentes en la piel.
Otro tipo de cicatriz son las estrías, que se producen cuando hay un desgarro de las fibras de la dermis y se forman como ‘rayas’ o líneas de textura irregular.
Finalmente, no hay que olvidar las cicatrices por cirugía. En este caso, saber cómo cuidar una cicatriz después de quitar los puntos puede marcar una gran diferencia en su aspecto final y en su impacto a nivel funcional.
La cicatrización de las heridas es el resultado del proceso de autoreparación de la piel ante una lesión.
Cuando se produce un daño a nivel cutáneo, las células de la dermis se activan para detener el sangrado y formar un coágulo, así como parar liberar mediadores químicos que atraen a las células defensivas.
Esta es la primera fase del proceso de cicatrización y suele tener lugar entre las primeras 24 y 48 horas tras la herida.
Los siguientes 15 días se produce lo que se conoce como fase proliferativa, porque la dermis inicia una proliferación a nivel celular para formar nuevos vasos sanguíneos (angiogénesis) y multiplicar los fibroblastos (las células encargadas de formar el tejido conectivo). Es cuando se forman las costras.
La última fase de cicatrización es la más larga y puede prolongarse alrededor de los nueve meses.
Es en este momento cuando tiene lugar una remodelación de los tejidos dañados.
El problema es que, en la mayoría de las ocasiones, este proceso de cicatrización no consigue regenerar completamente la piel y devolverle su forma original.
En su lugar, se crea un tejido diferente, con un aspecto, una coloración, una vascularización, una flexibilidad y un relieve particular: la cicatriz.
Las más frecuentes son las cicatrices atróficas. Estas se muestran hundidas y presentan una coloración rosácea o blanquecina. Son las típicas marcas que quedan como consecuencia del acné o enfermedades de la piel como la varicela.
Sin embargo, también se puede producir un descontrol en el proceso de cicatrización y entonces la piel cicatriza en exceso. Cuando esto sucede, se forman cicatrices hipertróficas o queloides.
Las cicatrices hipertróficas suelen aparecer tras un traumatismo y, aunque respetan los bordes de la herida, la piel suele mostrarse elevada.
Por su parte, los queloides son cicatrices firmes e irregulares, de coloración rosácea, violácea o muy oscuras. Suelen ser dolorosas y sensibles y rebasan los bordes de la herida.
Los queloides son más frecuentes en las cicatrices de cirugías como por ejemplo las cesáreas o tras intervenciones estéticas (abdominoplastias, mamoplastias, etc.).
El objetivo, tras una herida, es saber cómo cuidar una cicatriz para que no quede marca o que esta sea lo más imperceptible posible.
Aunque los cuidados dependerán del tipo de cicatriz (marcas de acné, estrías, por accidentes o cirugías), hay unas recomendaciones generales que serán de gran ayuda para prevenir una mala cicatrización de la piel y la formación de marcas permanentes y muy visibles.
A pesar de seguir estas recomendaciones sobre cómo cuidar una cicatriz, cabe insistir en que la marca final dependerá también de otros factores como la genética, la edad, la localización, el tamaño y la profundidad de la herida, así como su antigüedad.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Márquez, G. Todo sobre las cicatrices [en línea]. Institut de Dermatología Avanzada. <https://www.iderma.es/es/blog.cfm/ID/15115/ESP/todo-sobre-las-cicatrices.htm>
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