Con la llegada del buen tiempo, las picaduras de insectos son muy frecuentes, sobre todo entre los niños. Estas lesiones son en su gran mayoría benignas, aunque excepcionalmente pueden ocasionar reacciones alérgicas o tóxicas graves
Esto suele generar mucha preocupación entre los padres. Por ello, es fundamental conocer los diferentes tipos de picaduras de insectos, cómo calmar las reacciones locales y ante qué síntomas hay que actuar de manera inmediata y buscar atención médica de urgencia.
Respecto a las diferentes picaduras de insecto, estas pueden clasificarse en función del animal que las realiza.
Las picaduras de mosquito en niños son muy habituales en primavera y verano. Estas se caracterizan por la aparición de pápulas abultadas y que suelen causan picor.
Este tipo de picaduras son las más frecuentes y acostumbran a ser benignas. Sin embargo, ciertos mosquitos pueden transmitir enfermedades infecciosas. Esto suele suceder sobre todo en zonas tropicales, pudiendo ejercer de vectores de enfermedades como la malaria, el dengue, el zika o el Chikungunya.
Por su parte, las picaduras de moscas y tábanos también pueden manifestarse de igual forma al pertenecer al mismo grupo de insectos, los dípteros.
Las picaduras de abeja, avispa y abejorro tienen lugar cuando estos insectos, los himenópteros, tratan de defenderse ante lo que consideran una amenaza.
Aunque muchas veces se tiende a confundir estas especies, su forma de actuar es distinta.
La abeja y el abejorro solo pican si se les molesta y su picadura es única.
Esto sucede porque su aguijón tiene forma de anzuelo, de tal manera que queda clavado en la piel y al no poder desprenderse de la víctima, muere.
Por el contrario, las picaduras de las avispas pueden ser múltiples, ya que el aguijón no queda clavado en la piel.
La gravedad del cuadro de este tipo de picaduras depende del número de lesiones, si ha habido exposición anterior a su veneno y la edad, siendo más vulnerables los niños, los adultos mayores y las personas que tienen problemas cardíacos o respiratorios.
Las picaduras de abejas y avispas pueden provocar reacciones tóxicas o alérgicas graves, por lo que se debe actuar de forma inmediata ante la aparición de determinados síntomas.
Las manifestaciones clínicas de las picaduras de abeja, avispa y abejorro son de dos tipos.
Por un lado, suele haber una reacción local. Estas son las más frecuentes y están relacionadas con la composición del veneno que inoculan.
Generalmente son reacciones leves que producen un dolor inmediato, seguido de la aparición de una lesión tipo habón en la zona de picadura. Esta acostumbra a ceder en unas horas, pero hay quienes reaccionan con unas lesiones exageradas que pueden llegar a afectar toda una extremidad.
Asimismo, si se producen en la zona ocular, pueden originar opacidad corneal y cataratas.
Por el otro lado, estas picaduras pueden provocar reacciones sistémicas de tipo tóxico o alérgico. En el primer caso, tienen que ver con la cantidad de veneno inoculado, mientras que en el segundo, se trata de una respuesta inmunológica exagerada a esta sustancia.
Las chinches son pequeños insectos parásitos de color marrón rojizo que, al igual que los mosquitos, pican a humanos y animales para poder alimentarse con su sangre.
Estos insectos, de la familia de los hemípteros, se encuentran en las camas y en las grietas de los muebles y suelen picar durante la noche, mientras se duerme.
A través de las picaduras de las chinches, no se transmiten enfermedades. Sin embargo, estas pueden causar la aparición de pápulas múltiples, agrupadas, con un punto hemorrágico central, edema local o urticaria.
unque se hable popularmente de picadura de orugas, estos insectos no pican. Las lesiones que provocan se deben a que desprenden unos pelos que van por el aire y pueden entrar en contacto con la piel o los ojos.
Cuando esto sucede, se pueden formar pápulas que causan un gran picor y que se agravan con el rascado al propagar dichos pelos. Si estos entran en contacto con los ojos, pueden producir conjuntivitis.
Otros síntomas del efecto tóxico de estos pelos de la oruga procesionaria y otros lepidópteros pueden ser la rinitis y otros problemas respiratorios alérgicos. En ocasiones puede provocar también una reacción sistémica.
Las pulgas no solo pican a los animales, también a los humanos. De ser así, las lesiones de estos insectos de la familia de los afanípteros suelen manifestarse como pequeñas pápulas agrupadas en filas.
Los primeros auxilios en caso de picaduras de insectos están enfocados sobre todo a calmar el dolor y prevenir que pueda agravarse la lesión.
A continuación puede aplicarse una crema calmante para picaduras de insectos. Estas están especialmente formuladas para calmar el picor y la irritación de la piel y proporcionar un alivio inmediato siempre que se requiera.
Cuando el dolor es muy intenso, puede aplicarse un anestésico local tópico (lidocaína) o infiltrado. También los antihistamínicos por vía oral pueden ayudar a aliviar el picor.
Si la reacción local es muy exagerada, se recomienda mantener elevada la extremidad afectada y tratar el dolor con analgésicos habituales (paracetamol y ibuprofeno).
En función de la gravedad de la inflamación, se podrá valorar la aplicación de corticoides tópicos o por vía oral (prednisona).
Sin embargo, cuando la sobreinfección bacteriana se agrava y aparece una celulitis por picadura, el médico puede prescribir un antibiótico oral o intravenoso (amoxicilina-ácido clavulánico).
Por ello, hay que conocer los primeros síntomas de una reacción alérgica a una picadura de insecto. Concretamente, esta suele empezar con picor ocular y palmoplantar, enrojecimiento facial y urticaria generalizada o angioedema.
A los pocos minutos puede aparecer tos seca y dificultad respiratoria por broncoespasmos y/o edema laríngeo, nauseas, vómitos y diarrea. En las formas graves puede llegarse a producir un shock anafiláctico.
Más allá de las reacciones alérgicas, también hay que buscar asistencia médica en caso de picaduras en el cuello o la faringe (al tragar una avispa), pues pueden producir una obstrucción de la vía área por la inflamación local que provoca el veneno.
Otra razón para acudir a urgencias es cuando se han producido muchas picaduras simultáneas de avispas o abejas.
Cabe señalar que ante un dolor severo, inflamación exagerada o síntomas de infección en la zona de la picadura, hay que acudir igualmente al médico.
Asimismo, algunas reacciones alérgicas no tienen lugar inmediatamente después de la picadura del insecto. Estas pueden manifestarse al cabo de una o dos semanas y suelen consistir en la aparición de urticaria, fiebre, dolores articulares e inflamación de distintos órganos y tejidos.
Otra reacción inmunológica de aparición tardía consiste en una inflamación local generalmente grave en la zona de la picadura. Sin embargo, esta es poco frecuente.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Esparza, M.J. Mintegi, S. Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil [en línea]. Asociación Española de Pediatría, 2016. <https://www.aeped.es/comite-seguridad-y-prevencion-lesiones-no-intencionadas-en-infancia/documentos/guia-padres-prevencion-lesiones-nointencionadas>
Redacción. Mordeduras y picaduras de insectos: primeros auxilios [en línea]. Mayo Clinic, 2019. <https://www.mayoclinic.org/es-es/first-aid/first-aid-insect-bites/basics/art-20056593>
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