Caída de pestañas: causas y tratamiento

La caída de pestañas no solo tiene unas consecuencias estéticas, sino también a nivel funcional.

Los pelos de las pestañas protegen el ojo del polvo y de partículas que pueden obstruir la visión o causar infecciones y lesiones. También evitan que los ojos se sequen al bloquear el movimiento del aire sobre la película lagrimal.

Por ello, la pérdida de pestañas parcial o total (lo que se conoce médicamente como madarosis ciliar) no debe infravalorarse.

Los pelos de las pestañas – al igual que el cabello o el vello de otras partes del cuerpo – crecen, caen y se renuevan en un ciclo natural que puede ir desde las cuatro a las diez semanas.

En ese sentido, la respuesta a cuántas pestañas es normal que se caigan al día sería entre una y cinco. 

Si esta cifra se supera fácilmente, su crecimiento se ralentiza, o bien aparece una clara alopecia de pestañas, hay que buscar la posible causa.

Cabe mencionar que la madarosis no es una enfermedad en sí misma, sino que suele ser síntoma de una condición subyacente en el ojo u otras partes del cuerpo. También puede ser consecuencia de malos hábitos.

Sea como sea, una vez encontrada la causa se debería iniciar un tratamiento que permitiera frenar la caída de las pestañas y favorecer su crecimiento.

¿Por qué se caen las pestañas? 

En la caída de las pestañas, las causas pueden ser diversas y confluir entre ellas. Es decir, el origen puede ser desde una predisposición genética hasta un cuadro de ansiedad, pasando por ciertas enfermedades y malos hábitos de maquillaje; o bien darse diferentes causas a la vez.

Algunas veces, el porqué se caen las pestañas puede resultar bastante evidente, mientras que en otras el origen no está tan claro.

De ser así, puede ser necesario realizar pruebas para conseguir dar con la causa de la caída de pestañas. 

Los principales motivos por los que se pueden presentar zonas calvas en las pestañas o una pérdida total son los siguientes:

• Tener unos malos hábitos cosméticos. Dejar el maquillaje de ojos puesto durante mucho tiempo, utilizar rizadores de pestañas (con o sin calor), o desmaquillarse de forma brusca (frotando con fuerza) puede provocar la caída de las pestañas.
• Utilizar pestañas postizas. Este tratamiento cosmético puede ser seguro siempre que se sigan las precauciones indicadas. Sin embargo, tiene algunos riesgos asociados.
  
  Entre ellos, la pérdida de las pestañas naturales de forma temporal o permanente.
  
  Esto último ocurre cuando las pestañas postizas causan un daño irreversible en el folículo donde nace el pelo.

• Padecer blefaritis. En la caída de pestañas, la enfermedad ocular que suele causarla es la blefaritis. De hecho, es uno de sus síntomas más característicos.
  
  Esto se debe a que esta enfermedad causa una inflamación en el borde libre donde nacen los pelos de las pestañas.
  
  Además de la madarosis, la blefaritis suele caracterizarse también por el picor, el enrojecimiento y la hinchazón de los párpados.

• Arrancarse las pestañas. Este hábito, conocido médicamente como tricotilomanía, consiste en un impulso constante para estirar o arrancarse el pelo. Generalmente, el vello de la cara (incluyendo las pestañas y las cejas) y el pelo.
  
  Hay personas que se arrancan las pestañas de un solo ojo, mientras que otras lo hacen únicamente en los párpados superiores o inferiores.
  
  La tricotilomanía es una manera de obtener alivio ante sentimientos negativos, tensión nerviosa o problemas. Sin embargo, hay veces que las personas lo hacen sin tan solo darse cuenta.
  
  En cualquier caso, arrancarse las pestañas debe abordarse siempre como un síntoma de una posible enfermedad de salud mental como puede ser la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo o la depresión.
  
  Además, la tricotilomanía puede hacer que las pestañas crezcan más lentamente hasta el punto de que ya no vuelvan a salir.
  
  Arrancarse las pestañas también incrementa el riesgo de lesiones oculares y en la piel de los párpados, formación de cicatrices e infecciones.
  
  Otra consecuencia que no debe minimizarse es el impacto estético de la pérdida de pestañas por tricotilomanía.
  
  Cuando la alopecia o calvas son evidentes, la persona suele sentirse avergonzada, pierde confianza y suele evitar situaciones sociales.
  
  Tampoco hay que rascarse o tocarse los ojos con frecuencia, ya que debilita la pestaña y favorece que se rompa y caiga. 

Los malos hábitos cosméticos, las pestañas postizas, el estrés, la blefaritis o ciertas enfermedades de la piel y el cabello pueden causar la caída de las pestañas.

• Sufrir infecciones en los ojos. Los orzuelos crónicos o recurrentes y las infecciones bacterianas y fúngicas también pueden provocar una caída de las pestañas temporal. 

• Padecer rosácea ocular. Este tipo de rosácea puede estar detrás de por qué se caen las pestañas. Otros de sus síntomas son el síndrome del ojo seco, la visión borrosa, las telangiectasias conjuntivales (venitas en los ojos) y las úlceras.

• Tener cáncer de piel. Más raramente, la caída de pestañas puede ser un síntoma de cáncer de piel en el párpado.

En ocasiones esta pérdida de pelo no solo se localiza en los párpados, sino que hay una caída de cejas y pestañas, así como en el cuero cabelludo.

De ser así, las causas más frecuentes suelen ser la alopecia areata y la alopecia frontal fibrosante.

La alopecia areata es una enfermedad autoinmune que causa una pérdida de cabello repentina. Aunque las calvas suelen aparecer sobre todo en el cuero cabelludo, también puede haber alopecia en las cejas, las pestañas y el resto del cuerpo.

En cuanto a la alopecia frontal fibrosante, se trata de una caída del cabello irreversible que se manifiesta en la primera línea del nacimiento del pelo, pero también en las cejas y, en ocasiones, las pestañas.

Por su parte, los trastornos de la tiroides (tanto el hipotiroidismo como el hipertiroidismo) también pueden provocar la caída de las pestañas y el pelo en otras partes del cuerpo.

Otras posibles causas de la pérdida de pestañas y el pelo en general son las enfermedades inflamatorias crónicas como la psoriasis, la artritis reumatoidea, el lupus y la esclerodermia.

El estrés crónico y las deficiencias nutricionales pueden ser factores que pasen más inadvertidos, pero son otra razón por la que se pueden caer las pestañas.

Lo mismo sucede cuando la alopecia es una consecuencia de cambios hormonales como los que se dan, por ejemplo, durante la menopausia.

Finalmente, ciertos medicamentos pueden causar también una pérdida de pestañas temporal.

Cómo prevenir y tratar la pérdida de pestañas

Tanto por su función en la protección del ojo como por estética, la caída de las pestañas no debería minimizarse.

De hecho, se debe acudir al médico lo antes posible si la pérdida ocurre en ambos párpados, hay alopecia de cejas, pestañas y cabello, la caída del pelo va acompañada de cambios en la piel, o si hay una sensación de presión o pérdida de visión.

Por lo general, estos son los pasos a seguir en el tratamiento para la caída de pestañas.

• Encontrar la causa de la madarosis. Identificar por qué se caen las pestañas es clave para que vuelva a crecer pelo en los párpados.
  
  Si la alopecia es un síntoma de una enfermedad subyacente, será fundamental empezar el tratamiento indicado.

• Cuidar las pestañas. Limpiar los ojos de forma suave y con productos específicos es la primera medida para cuidar las pestañas y prevenir que se rompan y caigan.
  
  En caso de que se utilice maquillaje, es preferible optar por productos hipoalergénicos y de alta tolerancia.

• Limitar los tratamientos para las pestañas. El lífting, el rizado, el tinte o las extensiones de pestañas pueden favorecer su caída.
  
  Así pues, estos tratamientos cosméticos deben realizarse siempre por parte de un profesional y reservarse para ocasiones especiales. 

• Favorecer el crecimiento de las pestañas. Existen cremas, geles y sérums que ayudan a regenerar las pestañas dañadas, aumentar su grosor y prevenir su caída.
  
  Estos productos se conocen popularmente como ‘crece pestañas’ y pueden ser un gran aliado en el tratamiento de este tipo de alopecia. 
  
  Las pestañas vuelven a crecer y se refuerzan gracias a la acción de activos como la biotina, el pantenol, la vitamina E, el ácido hialurónico, los aceites de jojoba y ricino y el extracto de abedul.

• Usar medicamentos para la caída de las pestañas. Existen fármacos que favorecen que las pestañas vuelvan a crecer y que pueden estar indicados en ciertos casos. Entre ellos, el bimatoprost.
  
  Este medicamento fue originalmente desarrollado para tratar el glaucoma, pero se descubrió que también permite recuperar la pérdida de pelo en el párpado.
  
  Al tratarse de un fármaco y no estar exento de efectos secundarios, debe ser prescrito por un médico.

• Mantener una dieta saludable. Una alimentación que incluya proteínas, frutas, verduras y suficiente hierro también ayudará con la salud y la prevención de la caída de las pestañas.
  
  También es fundamental detectar si existe alguna carencia nutricional y, de ser así, si es conveniente recurrir a la suplementación.

• Cuidar la salud mental. Arrancarse las pestañas es un síntoma de mala gestión emocional y puede esconder un trastorno de salud mental.
  
  Contar con medidas para gestionar mejor el estrés y la tensión nerviosa será imprescindible para acabar con este hábito.
  
  En la mayoría de los casos de tricotilomanía será necesario recurrir a terapia psicológica y psicofármacos como los antidepresivos.

Todos estos tratamientos para la caída de las pestañas son de gran ayuda para que estas vuelvan a crecer y prevenir su pérdida de nuevo. 

Afortunadamente, solo en pocos casos la alopecia es irreversible y no puede recuperarse el pelo de los párpados.