Las uñas partidas aparecen como consecuencia de lo que se conoce como síndrome de uñas frágiles (SUF), una alteración de esta parte del cuerpo que se caracteriza por la debilidad de la lámina ungueal (la porción dura y translúcida de la uña).
Concretamente, se produce una pérdida de las propiedades naturales de las uñas como son la fuerza, la dureza, la flexibilidad y la resistencia.
La manifestación más habitual es la sensación de uñas que se rompen por capas, así como la percepción de ausencia de crecimiento debido a su fragmentación constante y aparentemente espontánea.
Una vez que las uñas se abren en capas, la rotura de estas se produce fácilmente, originando un aspecto astillado, irregular y en forma de sierra en el borde.
Esta alteración, llamada onicosquicia, causa principalmente una preocupación estética. Sobre todo, en las mujeres, ya que la incidencia de sufrir uñas partidas es dos veces mayor que en los hombres.
Sin embargo, las uñas rotas en capas o astilladas también puede dificultar muchas de las actividades rutinarias como son vestirse (las uñas se enganchan en tejidos frágiles como las medias o las camisas), lavarse el pelo, peinarse, o cuidar de bebés y niños, ya que se les puede arañar con mucha facilidad.
Paralelamente, las uñas partidas favorecen la aparición de infecciones bacterianas o fúngicas, por lo que deben tratarse.
Identificar por qué se parten las uñas también es fundamental, pues puede ser consecuencia de enfermedades dermatológicas o sistémicas.
Aun así, en la mayoría de los casos, el origen de las uñas partidas suele ser multifactorial, con causas que se mezclan e imbrican.
El síndrome de uñas frágiles tiene una prevalencia del 20 al 30% de la población y se ve incrementando por la edad y en personas que sufren atopia. Aunque pueden aparecer por múltiples causas, las más frecuentes son las que se detallan a continuación.
• Manicura permanente. Los productos e instrumentos de manicura pueden dañar las estructuras ungueales y favorecer la aparición de uñas partidas.
Pero es sobre todo la manicura permanente la que causa un mayor daño sobre esta parte del cuerpo. De hecho, se cree que actualmente sería la principal causa de uñas blandas y quebradizas.
Esto se debe a que los productos utilizados en este tipo de manicura contienen acrilatos, sustancias muy irritativas y con gran capacidad para sensibilizar.
Además, la técnica de aplicación supone una agresión directa para la uña, pues comienza con un pulido superficial que elimina su capa más dura y resistente, quedando expuesta y frágil.
Para terminar, cuando se quiere retirar el esmalte, es necesario utilizar acetona en una alta concentración, lo que hace que la manicura permanente sea especialmente agresiva con las uñas.
Las manicuras permanentes son una de las causas más frecuentes de fragilidad en las uñas, pero existen muchos otros motivos por los que estas se pueden partir.
• Envejecimiento. El propio proceso de envejecimiento favorece la aparición de uñas quebradizas y débiles, que se rompen fácilmente.
A esto hay que sumarle que las posibles enfermedades subyacentes y los fármacos empleados para su tratamiento también pueden contribuir a la aparición de uñas partidas.
Esto se produce sobre todo en las uñas de las manos, donde el proceso de envejecimiento provoca un adelgazamiento de la lámina ungueal. En los pies, en cambio, estas tienden a engrosarse.
• Deshidratación de la lámina ungueal. El exceso de humedad (por ejemplo, por el contacto repetido con agua caliente) o la sequedad (debida al calor ambiental, la exposición a fuentes de aire caliente o el frío exterior, entre otros factores) conducen a la fragilidad ungueal y la aparición de uñas partidas.
El lavado frecuente de manos constituye un mecanismo común para alterar la hidratación de la uña.
• Traumatismos. Pequeños traumatismos en las uñas, la mayoría de los cuales suelen pasar totalmente inadvertidos, pueden ser un desencadenante de la fragilidad ungueal.
Por ejemplo, el contacto repetido de las uñas con el teclado del ordenador, o al tocar instrumentos como el piano y la guitarra.
En estos casos, las uñas más afectadas suelen ser las de los dedos índice y pulgar de la mano dominante.
Estos traumatismos pueden afectar también a las uñas de los pies y forman parte de las rozaduras en el deporte más comunes.
• Onicofagia. Morderse las uñas no deja de ser un traumatismo que favorece la fragilidad ungueal.
Este hábito, con el tiempo, modifica la anatomía, el color y/o el grosor de las uñas, por lo que estas pueden romperse fácilmente.
• Sustancias químicas. El contacto con detergentes, lejías, esmaltes o endurecedores con formaldehído, quitaesmaltes con acetona y productos para eliminar la cutícula con hidróxido sódico o potásico contribuyen a la aparición de uñas quebradizas.
Otra posible causa es el contacto con cosméticos usados en otras partes del cuerpo como permanentes del pelo, tónicos y decolorantes.
• Ferropenia. Los bajos niveles de hierro en las mujeres son frecuentes, sobre todo en la edad fértil como consecuencia de las menstruaciones, los embarazos y los partos. Pero también pueden estar causados por dietas restrictivas o carenciales.
Además de la importancia del hierro en el sistema inmunológico y su participación en muchas otras funciones del organismo, la falta de este mineral está relacionada con el desarrollo de diferentes patologías de origen dermatológico. Entre ellas, la alopecia o la fragilidad en las uñas.
Esto se debe a que la deficiencia de hierro se asocia con la inflamación de la placa ungueal y un crecimiento retardado de la uña.
• Deficiencias nutricionales. Más allá del hierro, la carencia de otros nutrientes como las vitaminas A, B6, B12 y C, la biotina, oligoelementos y aminoácidos también puede ser la causa detrás de unas uñas quebradizas.
• Embarazo. El embarazo constituye en sí mismo una condición clínica en la cual las uñas se pueden fragilizar sobre aproximadamente la sexta semana de gestación.
• Fármacos. Las uñas partidas también pueden aparecer por el consumo de ciertos fármacos. Entre los más habituales, algunos medicamentos antiinflamatorios, con altas dosis de vitamina A (retinoides), antiretrovirales, la heparina, los inmunosupresores o las tetraciclinas.
Los fármacos y tratamientos para el cáncer también suelen tener la fragilidad ungueal como posible efecto secundario.
• Enfermedades de la piel. Las afecciones dermatológicas que comprometen el proceso de queratinización (la constitución de la capa córnea de la piel) suelen compartir características de uñas frágiles.
Entre las enfermedades de la piel más comunes que pueden manifestarse con uñas partidas o frágiles destacan la psoriasis, el liquen plano, el eccema, ciertas dermatosis, la alopecia areata y la sudoración excesiva (hiperhidrosis).
• Enfermedades sistémicas. Las uñas partidas pueden ser, en un pequeño porcentaje, consecuencia de una patología sistémica, como las que afectan al hígado o el riñón.
Otras enfermedades que pueden causar uñas cuarteadas y frágiles son las arteriopatías, las neuropatías, el síndrome de Raynaud, la diabetes, la osteoporosis, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), el hipertiroidismo o el hipotiroidismo.
Para poder mejorar la fragilidad ungueal es fundamental poder determinar por qué se rompen las uñas y tratar las posibles causas.
Paralelamente, existen diferentes consejos para fortalecer las uñas con carácter preventivo que aportarán beneficios sea cual sea el origen que lo provoque.
Una vez identificada y tratada la causa, los tratamientos coadyuvantes ante unas uñas partidas por capas u horizontalmente (por la mitad) suelen ser los siguientes:
• Cremas hidratantes para uñas. Aplicar cremas o aceites nutritivos sobre las uñas ayuda a mantenerlas hidratadas y regenerarlas.
Ingredientes oleosos como el aceite de almendras dulces permiten actuar en capas más profundas, sellarlas para minimizar la evaporación de agua y aportarles nutrición y flexibilidad.
Realizar un pequeño masaje al aplicar la crema o el aceite mejora la circulación locorregional y, por tanto, favorece la oxigenación de las uñas.
• Cosméticos para uñas débiles. Es fundamental buscar alternativas cosméticas más respetuosas con la lámina ungueal.
En general, aplicados solos, estos productos actúan formando una capa adherente que protege a las uñas del contacto con químicos y reduce la evaporación de agua. Entre ellos, endurecedores, bases y ‘top coats’ específicos para uñas frágiles y quebradizas.
Estos tratamientos también pueden aplicarse como base previa a los esmaltes convencionales, como una protección extra.
Todos estos productos ayudan a mejorar el aspecto de la lámina ungueal, con la consecuente reducción de las grietas y el aumento del ritmo de crecimiento.
También los esmaltes de uñas pueden ejercer una función protectora. No obstante, el uso de quitaesmaltes puede contrarrestar su efecto beneficioso.
Por ello, si se utilizan, no se deben aplicar y retirar más de una vez por semana y deben usarse quitaesmaltes exentos de acetona y que respeten su equilibrio natural.
• Complementos alimenticios para fortalecer las uñas. Diferentes estudios han demostrado la eficacia de ciertas vitaminas y complejos minerales para mejorar la fragilidad de las uñas.
Entre ellos, la biotina, el zinc, la L-cistina, el calcio, la vitamina D y el hierro.
Es interesante poder incrementar el aporte de estos nutrientes mediante la dieta y suplementar en caso de carencia.
• Acrílicos. En caso de uñas rotas de forma severa o fisuras longitudinales extensas, se puede aplicar una capa delgada de cianoacrilato (adhesivos de secado rápido).
• Tazaroteno. Este retinoide tópico, a una concentración del 0,1%, puede mejorar algunos cambios producidos en las uñas quebradizas con mínima irritación de la piel.
En caso de que las medidas recomendadas no consigan mejorar la fragilidad de las uñas o los síntomas empeoren, conviene revalorar las causas y el tratamiento, acudiendo al médico.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Allevato, M. Fragilidad ungueal: cómo interpretarla y tratarla [en línea]. Revista Chilena de Dermatología, 2009. <https://www.sochiderm.org/web/revista/25_3/1.pdf>
Ortega, V. El lenguaje de las uñas [en línea]. El Farmacéutico, 2021. <https://www.elfarmaceutico.es/tendencias/te-interesa/el-lenguaje-de-las-unas_111682_102.html>
Gaviria, M.E. et Gómez, L.M. Síndrome de uñas frágiles [en línea]. Medicina cutánea ibero-latino-americana, 2016. <https://www.medigraphic.com/pdfs/cutanea/mc-2016/mc162b.pdf>
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