Los hongos en los pies aparecen cuando hay una infección fúngica en esta parte del cuerpo.
Suele afectar principalmente a los dedos de los pies (zona interdigital), pero puede extenderse a la planta, talón o el dorso.
Otras veces aparecen hongos en las uñas de los pies, lo que se conoce como onicomicosis.
Esta parte del cuerpo suele estar cubierta por zapatos y experimentar una mayor sudoración. Esto hace que se creen las condiciones ideales para la proliferación de estos microorganismos. Esto es, un ambiente húmedo, cálido, oclusivo y oscuro.
Por lo general, los hongos responsables de esta infección son las levaduras. En concreto, la especie Cándida.
Los hongos en la piel pueden propagarse con facilidad a otras partes del cuerpo u otras personas. Además, su tratamiento puede ser un proceso prolongado.
Por todo ello, es importante conocer las causas de los hongos en los pies y cuáles son sus principales síntomas.
Asimismo, un correcto diagnóstico es fundamental para garantizar un tratamiento eficaz y prevenir complicaciones como las sobreinfecciones bacterianas.
Los hongos en los pies pueden aparecer por diferentes causas:
El exceso de sudor en los pies favorece un ambiente húmedo ideal para la proliferación de los hongos.
Es por ello por lo que las personas con sudoración excesiva o hiperhidrosis tienen más riesgo de tener hongos en los pies.
Usar zapatos que no permiten una adecuada transpiración también aumenta el riesgo de sufrir hongos en los pies.
Lo mismo sucede con los calcetines hechos con materiales que no permiten 'respirar' a los pies.
Unos hábitos de higiene inadecuados pueden favorecer la aparición de hongos en los pies. Por ejemplo, no lavarlos con frecuencia o no cambiarse de calcetines si estos están húmedos por el sudor.
No secar bien los pies después de la ducha o un baño es otro factor que contribuye a su aparición.
En el caso de los hongos en las uñas de los pies, hay otras causas que pueden favorecer esta infección fúngica.
Entre ellas, morderse las uñas, las manicuras permanentes o artificiales o mantener los pies en agua durante mucho tiempo.
Las altas temperaturas y la humedad favorecen una mayor sudoración y, por tanto, incrementan el riesgo de tener hongos en los pies.
Esto explica por qué este tipo de infecciones son especialmente habituales en los meses de verano.
El contacto directo con toallas u objetos contaminados es otro factor de riesgo.
También caminar descalzo en ambientes húmedos (vestuarios, duchas públicas, piscinas, saunas, etc.) es una causa común.
De hecho, los hongos en los pies son una de las infecciones en la piscina más frecuentes por estos motivos.
Las personas deportistas tienden a sufrir hongos en los pies con más frecuencia al experimentar una mayor sudoración en la zona y no siempre usar el calzado adecuado.
También quienes tienen lesiones en los pies o las uñas, enfermedades cutáneas como la psoriasis, diabetes u otras enfermedades que afecten el sistema inmune.
Los síntomas de esta infección fúngica pueden ser diversos y variar en función de la gravedad. No obstante, tienden a ser molestos e incómodos.
Una de las primeras manifestaciones es la aparición de una picazón intensa. Suele haber picor entre los dedos de los pies o debajo, que puede acabar extendiéndose a otras partes.
El picor en los pies puede incrementarse al sacarse los calcetines y los zapatos.
Se puede experimentar una descamación de la piel en la zona afectada.
La inflamación de la piel puede hacer que esta se muestre enrojecida, violácea o grisácea, según el color de la piel.
También es habitual que haya una sensación de ardor o escozor.
El picor entre los dedos de los pies suele ser uno de los síntomas más característicos de los hongos, así como el enrojecimiento de la piel y la descamación.
Los hongos en los pies pueden causar la maceración de la piel y la aparición de grietas y fisuras. También puede haber vesículas o ampollas.
Estas pueden ser muy dolorosas y dificultar el caminar o utilizar zapatos.
La presencia de hongos puede ser el origen de un mal olor de pies.
La infección favorece la proliferación de bacterias y estas son las responsables de producir un olor desagradable.
Tener las uñas amarillas o blanquecinas es uno de los principales síntomas de hongos en esta parte del cuerpo.
Las uñas partidas o quebradizas también son otra manifestación característica. A veces incluso pueden desprenderse del lecho ungueal y provocar la caída de las uñas de los pies.
En otros casos, pueden engrosarse y/o hacer que aparezcan deformidades.
Existen diferentes tipos de hongos que pueden afectar a los pies.
Es el tipo de hongo en los pies más común y suele presentarse con los síntomas característicos de esta infección.
Esta infección suele aparecer primero en las uñas y provocar cambios en su apariencia.
Este tipo de infección por hongos suele manifestarse con la aparición de manchas blancas o marrones que pueden picar y ser escamosas.
Esta infección fúngica, también conocida como tiña inguinal, afecta originalmente la región de los muslos y los genitales. Sin embargo, puede extenderse hacia los pies.
La piel suele estar roja y hay descamación y picor.
El tratamiento de los hongos en los pies dependerá del tipo de infección y su gravedad.
Es fundamental adherirse a las pautas indicadas, ya que pueden ser un problema persistente.
Por ello, es importante ser constante con el tratamiento a pesar de no experimentar mejoras inmediatas.
En ese sentido, hay que tener en cuenta que el proceso de curación puede prolongarse.
También hay que evitar remedios caseros que puedan interferir en el tratamiento, favorecer la propagación de los hongos o dar lugar a complicaciones.
Hay que lavarse los pies cada 12 horas con un jabón con un pH ácido.
A continuación, se deben secar bien realizando pequeños toques.
Después de la higiene de pies, hay que aplicar el tratamiento indicado.
En ese sentido, los medicamentos antifúngicos tópicos son la primera opción terapéutica.
Entre los principios activos más utilizados destacan el bifonazol, el clotrimazol y la terbinafina.
Estos suelen presentarse en formato crema, loción, aerosol o polvos.
En el caso de hongos en las uñas de los pies, los principios activos más utilizados son la amorolfina, la ciclopiroxolamina, la terbinafina y los imidazoles.
El formato elegido para este tipo de hongos son los esmaltes medicalizados o en crema.
Se recomienda combinar el tratamiento tópico para los hongos en los pies con productos que ayuden a reducir el sudor.
Suele tratarse de polvos o sprays que se aplican en los pies y el calzado. Entre sus principios activos, destacan ingredientes como el clorhidrato de aluminio, el óxido de zinc, el irgasán y la sílica.
Los hongos en los pies pueden causar grietas, fisuras o ampollas que 'supuren'.
Utilizar un producto antiséptico, astringente y antiexudativo favorece su curación y minimiza el riesgo de sobreinfección bacteriana.
Se pueden prescribir medicamentos antifúngicos orales cuando las infecciones son recurrentes o no responden a los tratamientos tópicos.
Los fármacos más utilizados son el itraconazol, la terbinafina o el fluconazol.
En caso de que haya una sobreinfección bacteriana, se pueden prescribir también antibióticos tópicos y/u orales.
Existen ciertos hábitos en el cuidado de los pies que pueden ayudar a prevenir la aparición de hongos en la piel.
El algodón es muy transpirable pero retiene el calor. Por ello, suelen recomendarse materiales como el poliéster, el nylon o el spandex.
Esto es especialmente importante no solo para prevenir los hongos en los pies, sino también para las ampollas en los pies.
Los calcetines deben cambiarse siempre que sea necesario.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Rodríguez, A. Hongos e infecciones en la piel de los pies. ¿Cuáles son los más frecuentes? [en línea]. Podoactiva, 2018. https://www.podoactiva.com/blog/hongos-e-infecciones-en-la-piel-de-los-pies-cuales-son-los-mas-frecuentes
Redacción. Hongos en los pies [en línea]. Clínica Universidad de Navarra. https://www.cun.es/enfermedades-tratamientos/enfermedades/hongos-pies-pie-atleta
Zalacain, A.J. Infecciones micóticas más frecuentes en el pie [en línea]. Revista Española de Podología, 2010. https://www.revesppod.com/Documentos/ArticulosNew/X0210123810500863.pdf
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