Las ampollas en los pies son, en realidad, un mecanismo de protección de la piel. Ante una agresión, la piel reacciona formando una elevación cutánea palpable y circunscrita que contiene una secreción acuosa en su interior (suero y líquido linfático).
El problema es que suelen ser lesiones muy molestas y dolorosas, de rápida aparición, pero que pueden necesitar varios días para su completa remisión.
En función de su tamaño, las lesiones se diferencian entre flictenas (menos de 0,5 cm de diámetro) y ampollas (más de 0,5 cm de diámetro).
Una de las principales causas de por qué salen ampollas en los pies son las rozaduras en el deporte. Sobre todo, cuando se trata de prácticas deportivas intensas y/o de larga duración o se utiliza un calzado inadecuado.
Estas lesiones son especialmente habituales en quienes practican senderismo, los corredores o quienes juegan a fútbol.
En estos casos, la fricción continuada de la piel con el zapato puede hacer que aparezcan ampollas en los dedos de los pies, la planta, el empeine o el talón.
Sin embargo, unos zapatos nuevos, incómodos y/o mal ajustados también pueden provocar estas lesiones en el día a día. De ahí que sea tan importante utilizar siempre un calzado cómodo y adaptado al tipo de pie de cada persona.
Esto es especialmente importante en condiciones de temperaturas extremas (tanto frío como calor) y de mucha humedad, ya que son circunstancias que favorecen la aparición de ampollas en los pies. De hecho, la congelación es un factor que contribuye a la formación de estas lesiones.
Otros motivos por los que salen ampollas en los pies son las quemaduras solares importantes, las quemaduras químicas (por contacto con algún producto ácido), las dermatitis de contacto, las reacciones alérgicas y algunas infecciones víricas como el herpes y la varicela.
Las ampollas en los pies se caracterizan por ser zonas enrojecidas que causan dolor en la superficie cutánea donde se están formando. También hay un ablandamiento de la piel debido al líquido contenido en el interior.
Las ampollas suelen ser rojizas y esta coloración denota que ha habido la rotura de algún vaso sanguíneo.
Las de color amarillento o verdoso, en cambio, alertan de la presencia de pus y, por tanto, de una posible infección. De ser así, es fundamental acudir al podólogo, sobre todo las personas que tienen más riesgo de sufrir complicaciones. Por ejemplo, en caso de pie diabético.
Además, cabe tener en cuenta que cualquier ampolla puede desprenderse y formar una úlcera. Esto hará que la lesión sea mucho más dolorosa, se pueda infectar más fácilmente y tarde más en curarse.
Por todo ello, es conveniente saber cómo evitar las ampollas en los pies. Sobre todo, entre los deportistas o quienes practican ejercicio físico de forma habitual.
También es especialmente importante el cuidado de los pies en verano. Principalmente, porque es en esta época del año cuando están más expuestos (se utiliza un calzado descubierto, sin calcetines que protejan la piel de la fricción, etc.) y las temperaturas (el calor y la humedad) favorecen la sudoración y la hinchazón.
Todo ello hace que se incremente el riesgo de sufrir ampollas en los pies y otras afecciones.
A veces, no es posible evitar las ampollas en los pies. Sin embargo, hay muchas medidas para minimizar las probabilidades de que aparezcan.
Este debe ser amplio y flexible, sin costuras en zonas prominentes del pie ni punteras estrechas.
Hay que optar por materiales nobles y naturales, y evitar las suelas de zapato demasiado delgadas.
Otra recomendación es ir alternado diferentes tipos de calzado.
Para evitar las ampollas en los pies por zapatos nuevos, es preferible comprarlos al final de la tarde, ya que es cuando el pie suele estar más hinchado. También hay que probarlos en ambos pies, porque es normal que uno sea más largo y/o ancho que el otro.
En verano es preferible utilizar sandalias o calzado abierto, pero siempre que tengan un buen sistema de sujeción al pie y que sean de un material que no provoque demasiada fricción contra la piel.
La elección de unos calcetines adecuados es sobre todo fundamental para evitar ampollas en los pies al caminar largas distancias o en la práctica deportiva.
En este caso, no se recomiendan los calcetines de algodón por la alta absorción del sudor que tienen y porque provocan una mayor fricción contra la pie.
Es preferible utilizar unos de lana en invierno o bien unos específicos para deporte hechos con una mezcla de lana, poliéster, nylon, spandex y/o teflón.
Este tipo de productos forman una película sobre la piel que la protege de la fricción.
Es conveniente que las cremas anti-rozaduras sean resistentes al agua, la humedad y el sudor.
Si ya se han tenido ampollas en los pies con anterioridad, también se pueden proteger las zonas más vulnerables cubriéndolas con un apósito o esparadrapo.
También hay que acudir al podólogo ante cualquier molestia o pequeña lesión para poder determinar la causa y prevenir la aparición de ampollas u otras lesiones.
Una vez aparecen las ampollas, es habitual tener la duda sobre cómo deben curarse.
Lo cierto es que el tratamiento para las ampollas en los pies puede variar.
Por lo general, se recomienda no reventar la vesícula, sino dejarla al aire libre siempre que sea posible, cubrirla con un apósito o gasa para evitar la fricción cuando se utilizan zapatos y esperar a que se resuelva por si misma.
En otras ocasiones, en cambio, puede ser conveniente drenarla. De ser así, hay que lavar bien las manos con agua y jabón, así como desinfectar la ampolla con yodo.
A continuación, se perfora la vesícula con una aguja estéril o un pequeño bisturí y se drena el líquido contenido sin recortar la piel.
Una vez drenada la ampolla, se vuelve a desinfectar la piel y se aplica una crema antibiótica en caso de que sea necesario.
Respecto a cuánto duran las ampollas en los pies, dependerá de su tamaño. Las flictenas pequeñas suelen drenarse espontáneamente y curarse por sí solas al cabo de pocos días. Por el contrario, las ampollas pueden necesitar mucho más tiempo, sobre todo si se ulceran o infectan.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
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