El eczema de manos por frío es habitual en los meses de invierno. Cuando las temperaturas bajan y el clima es seco, hay una mayor tendencia a sufrir sequedad cutánea y esto favorece la aparición de eczemas o dermatitis.
La piel se seca por el frío porque puede alterar su barrera cutánea, la cual juega un papel clave en la protección del organismo de las agresiones externas.
Otra de sus principales funciones es regular la pérdida de agua transepidérmica. Es decir, impedir que el agua interna se evapore excesivamente, manteniendo la hidratación y la elasticidad de la piel.
Precisamente el clima seco y frío puede aumentar esta pérdida de agua transepidérmica, resultando en una piel seca, irritada y propensa a infecciones.
En el caso de las manos, estas quedan mucho más expuestas que otras partes del cuerpo al ambiente y están sometidas a constantes lavados.
De ahí que, en los meses de invierno, la aparición de eczema en las manos por frío sea relativamente frecuente.
Además, cabe tener en cuenta que las manos no cuentan con muchas glándulas sebáceas. Esto las convierte también en un área más propensa a irritaciones.
El eczema de manos por frío se caracteriza por la inflamación de la piel de esta parte del cuerpo.
Esto se traduce en manos secas y enrojecidas, ásperas, con descamación y con tendencia a hacerse grietas. Es habitual también que haya zonas de piel engrosada, así como experimentar tirantez, picor e incluso dolor.
Este tipo de eczema tiende a ser crónico. Es decir, persiste más de tres meses o recurre dos o más veces en un año, a pesar de un tratamiento y cumplimiento adecuados.
En ciertas ocasiones, la dermatitis en las manos puede presentarse con pequeñas vesículas llenas de líquido. Si estas aparecen en forma de brotes recurrentes, se conoce como eccema dishidrótico.
Este es especialmente frecuente entre la gente joven, suele empeorar con el frío y se ha relacionado con una sudoración excesiva en la superficie palmar.
Lo más frecuente es que el eczema de manos por frío afecte las palmas, seguido de los dedos y el dorso.
Si se localiza principalmente en los dedos, se conoce como pulpitis. Este tipo de dermatitis se caracteriza por una sequedad extrema que suele empezar por los pulpejos de los dedos y puede acabar extendiéndose.
En otras ocasiones, las lesiones están bien circunscritas y adquieren una forma oval o redondeada. De ser así, recibe el nombre de eccema numular.
En caso de manos secas y agrietadas, las fisuras pueden ser una vía de entrada para los microorganismos patógenos y provocar una infección de la piel.
Además, el picor suele provocar heridas por rascado, las cuales también pueden infectarse.
Las personas con dermatitis en las manos por frío pueden ver afectada su calidad de vida de forma significativa.
Las molestias que provoca el eczema de manos por frío pueden tener un gran impacto a nivel doméstico, psicológico, social y ocupacional.
Sobre todo, cuando es crónico y/o grave. Es decir, es extenso, de larga evolución o recurrente y está asociado a fisuras, liquenificación severa e infiltración.
Además, su tratamiento es complejo, ya que puede verse agravado por otros factores. De ahí que sea tan importante prevenir la dermatitis de manos por frío en los meses de invierno.
Para ello, conviene seguir las siguientes medidas preventivas.
En los climas fríos y secos, hay que utilizar guantes siempre que se permanezca en el exterior para evitar que la piel se seque y cuartee.
También se recomienda usar guantes de vinilo o nitrilo para realizar tareas de limpieza con agua o sustancias irritantes (jabones, detergentes, lejía, etc.), así como para la preparación de alimentos.
Es importante ponerse guantes de algodón debajo, ya que la sudoración puede empeorar el eczema.
Los guantes de algodón se aconsejan también para tareas domésticas como limpiar el polvo.
En el ámbito laboral, existen guantes especiales para manipular sustancias que pueden atravesar los guantes de vinilo.
Se debe aplicar crema hidratante o emoliente en las manos tantas veces como sea necesario, pero al menos tras cada lavado y antes de acostarse.
Si es un tratamiento para el eczema intensivo, se puede aplicar bajo oclusión con el uso de guantes.
Las mejores cremas para manos secas son aquellas que contienen humectantes y son ricas en lípidos, ya que resultan las más eficaces. Concretamente, han demostrado promover la curación y prevenir nuevos brotes de eczema de manos.
Por este motivo, hay que buscar productos que contengan ingredientes como escualano, ácido hialurónico, ácido láctico y urea.
Es importante que tengan también una composición análoga a la barrera cutánea, permitiendo así su reparación.
Además, deben estar especialmente formuladas para manos sensibles, evitando posibles alérgenos. Por ejemplo, los conservantes más relacionados con reacciones alérgicas.
Otro factor importante es que tengan una buena galénica. Es decir, que sean agradables de aplicar. De este modo, se favorecerá la adherencia al tratamiento.
Esto implica que sean productos que se absorban rápidamente sin dejar residuos grasos.
La vaselina u otras cremas oclusivas crean una barrera física que impide que la piel pierda hidratación y la protege de sustancias irritantes. Sin embargo, sus propiedades cosméticas no son las mejores.
Además, cuando se aplican sobre la piel inflamada, pueden agravar el eczema de manos. De este modo, solo se deben usar sobre la piel sana.
Las causas del eczema pueden ser multifactoriales. Más allá del clima, en invierno hay otros factores que pueden favorecer o agravar la dermatitis de manos por frío. Entre ellos, la sequedad ambiental debida al uso de calefacción.
Para contrarrestar el aire seco que provoca la calefacción, se pueden utilizar humidificadores. No obstante, estos deben tener un buen mantenimiento.
Algo que se debe evitar es el contacto directo con radiadores, braseros u otras fuentes de calor.
Hay que limitar también el lavado de manos. Si se requiere por cuestiones profesionales, es preferible utilizar geles desinfectantes de base alcohólica, ya que son menos irritantes que el uso de agua y jabón.
El lavado de manos debe hacerse con agua tibia y evitar jabones fuertes o perfumados. También hay que quitarse los anillos antes, pues estos pueden retener la humedad y el jabón.
A la hora de secarse, es mejor hacerlo realizando pequeños toques con la toalla o el papel, en lugar de frotarse las manos.
Las personas con piel con tendencia atópica son más susceptibles a sufrir eczema de manos por frío en invierno.
Por este motivo, en caso de dermatitis atópica en adultos, hay que extremar las medidas preventivas.
Del mismo modo, hay que tener en cuenta que, con la edad, la función barrera de la piel se hace deficiente. En consecuencia, la piel en personas mayores es más propensa a sufrir sequedad cutánea y eczemas.
Si se sospecha que alguna sustancia está causando una reacción alérgica (dermatitis alérgica), hay que realizar pruebas de alergia. En caso de resultar positivas, será necesario evitar los productos que la contengan.
También, las personas que experimentan sudor en las manos por ansiedad o hiperhidrosis palmar por otro motivo tienen más riesgo a sufrir un eccema dishidrótico y que este empeore con el frío.
Es habitual que las manos secas causen tirantez y prurito, desencadenando la necesidad de rascado.
Además, muchas veces esto acaba convirtiéndose en un hábito o algo que se realiza de forma inconsciente por nerviosismo, por lo que es importante conocer cómo aliviar el picor en el cuerpo por estrés.
Finalmente, hay profesiones que tienen más riesgo a sufrir eczema de manos por frío en invierno porque están más expuestos a otros factores desencadenantes. Principalmente, por el lavado continuado de manos o por entrar en contacto con sustancias irritantes.
Es el caso de trabajadores domésticos, sanitarios, manipuladores de alimentos, peluqueros, trabajadores de la construcción, ingeniería y electrónica.
Para prevenir que el eczema de manos por frío se agrave o cronifique, es fundamental detectar los primeros síntomas de dermatitis.
Si las anteriores medidas para el cuidado de la piel resultan insuficientes, habría que iniciar un tratamiento específico.
Estos suelen incluir el uso de corticoides tópicos para los brotes e inhibidores de la calcineurina como pauta de mantenimiento.
En caso de sobreinfección, resultan eficaces los antibióticos tópicos y los antisépticos como la clorhexidina. Sin embargo, tienen el riesgo de ocasionar dermatitis alérgicas de contacto, por lo que a veces se prescriben antibióticos por vía oral.
Si no se experimenta mejoría, suelen recomendarse corticoides orales.
En caso de que estos tampoco consigan controlar los síntomas, la siguiente línea de tratamiento pasa por el uso de alitretinoína y la fototerapia.
También pueden estar recomendados otros tratamientos sistémicos como la ciclosporina, el metrotexato, la azatioprina y el micofenolato mofetilo.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
De León F.J., Berbegal E., et alt. Abordaje terapéutico en el eczema crónico de manos [en línea]. Actas Dermo-Sifiliográficas, 2015. https://www.actasdermo.org/es-abordaje-terapeutico-el-eczema-cronico-articulo-S0001731015001714
Redacción. Eccema de las manos. Dermatitis de contacto [en línea]. Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, 2021. https://www.semfyc.es/recursos-ciudadania/guia-practica/37/380
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