El dolor de pecho en la menopausia y su etapa previa, la perimenopausia, es un síntoma que experimentan algunas mujeres y que suele ser motivo de preocupación.
No obstante, esta dolencia tiende a tener un carácter benigno, siendo los cambios hormonales su principal causa. Concretamente, aquellos que se producen con el final de la vida fértil y el cese definitivo de la ovulación.
En las mujeres de 40 años que están en transición hacia la menopausia, suele tratarse de un dolor en las mamas relacionado con el ciclo menstrual (mastodinia). Esto implica que se intensifica durante las dos semanas previas al inicio del período menstrual y disminuye en la etapa posterior.
En este caso, se trata de uno de los diferentes síntomas premenstruales que pueden aparecer.
En las mujeres que ya están en menopausia, en cambio, este dolor mamario no está relacionado con la llegada de la menstruación y puede presentarse de forma continua o intermitente. Además, esta mastalgia o dolor de pecho frecuentemente afecta a una sola mama.
Las molestias pueden variar en intensidad y se suelen describir como una sensación de pesadez, opresión y tensión en las mamas, que se sienten más llenas. También puede haber una mayor sensibilidad en toda la zona.
De hecho, el dolor en el pezón en la menopausia es otra molestia que las mujeres suelen describir durante esta etapa, pudiendo ser bastante agudo y punzante.
Saber por qué aparece el dolor mamario, en qué casos hay que consultar y qué se puede hacer para aliviarlo es clave para vivir esta etapa con mayor bienestar.
Durante la vida fértil de la mujer, la secreción hormonal tiende a ser cíclica y ordenada. En cambio, durante los años previos a la menopausia, esta se vuelve errática y hay altos y bajos que empiezan a causar diferentes síntomas.
Entre los más frecuentes, los sofocos, la sequedad vaginal, el dolor en las relaciones sexuales, el insomnio y el dolor pélvico y lumbar.
En el caso de las mamas, las fluctuaciones hormonales (especialmente de estrógeno y progesterona) provocan que se retenga más líquido y estas se sientan hinchadas, llenas y tensas.
También estas hormonas pueden afectar a cómo los senos responden al crecimiento de las células mamarias, causando dolor y sensibilidad.
Además, con el cese definitivo de la menstruación y la llegada de la menopausia, el pecho de la mujer sigue sufriendo cambios.
La caída de los niveles de estrógenos provoca una atrofia del tejido mamario, aumenta el porcentaje de grasa de las mamas y estas pierden firmeza y turgencia.
En ese sentido, las mamas caídas o péndulas y grandes tienden a sufrir más dolor y molestias al estirar los ligamentos de Cooper, que son los que brindan soporte a las mamas.
Todo ello, junto a la sequedad generalizada en la piel y las mucosas que ocurren en la menopausia puede causar más sensación de tirantez y picor. Los pezones incluso pueden descamarse si no se hidratan correctamente.
Existen diferentes medidas que pueden aplicarse en el día a día para combatir el dolor en los pechos en la menopausia.
Existen cremas específicas para el dolor de mamas que ayudan a aliviar la sensación de malestar que provoca la tensión mamaria.
No son tratamientos hormonales, sino que contienen principios activos que ayudan a mitigar las molestias.
Entre ellos, la leche de semilla de Gossypium herbaceum, rica en ácidos grasos esenciales y fosfolípidos, y el ácido glicirrético, con propiedades antiinflamatorias.
Al no contener hormonas, estas cremas para el dolor de mamas pueden aplicarse siempre que sea necesario.
Aun así, se recomienda hacerlo al menos dos veces al día (mañana y noche). En la noche, es preferible aplicarla antes de acostarse para que así pueda actuar durante las horas de descanso.
El masaje que se realiza para conseguir la absorción de estas cremas también permite mejorar el drenaje y la microcirculación local a nivel cutáneo.
Paralelamente, es importante mantener la zona hidratada aplicando una crema emoliente que contenga ingredientes como la urea, el ácido láctico, el ácido hialurónico o el escualano.
Realizar un masaje con una crema específica para el dolor mamario, así como hacer ciertos cambios en el estilo de vida, puede proporcionar mucho alivio.
Si el masaje con una crema específica para el dolor de mamas resulta insuficiente, el consumo puntual de paracetamol o ibuprofeno puede ayudar a controlar las molestias.
También se podría prescribir una crema con medicamento antiinflamatorio no esteroide o progesterona para aplicar directamente en la zona donde se siente el dolor.
Los suplementos de aceite de onagra pueden cambiar el equilibrio de los ácidos grasos de las células, lo cual puede reducir la gravedad de la mastalgia.
También el extracto de Sauzgatillo (Vitex agnus castus) se emplea habitualmente cuando la mastodinia se asocia a alteraciones hormonales en la mujer.
Paralelamente, diferentes estudios han demostrado un posible efecto beneficioso de la vitamina E para el dolor de mamas antes de la regla.
En uno de ellos, los síntomas de mastodinia mejoraron tras tomar 200 unidades internacionales de vitamina E durante 2 meses.
Seguir una dieta rica en alimentos antiinflamatorios puede ayudar reducir el dolor en los senos. Entre ellos, alimentos como frutos rojos, frutas cítricas, aceite de oliva virgen extra y pescados ricos en omega-3.
También se debería evitar el exceso de sal y prescindir o limitar los alimentos ricos en sodio para prevenir la retención de líquidos, que favorece la tensión mamaria.
Otro cambio en la dieta que a algunas personas les puede resultar útil es disminuir o eliminar la cafeína. Esto incluye no solo el café, sino también el té, el chocolate y otras bebidas estimulantes.
Las grasas son otro grupo de alimentos que también deberían reducirse.
Esto se debe a que algunos estudios han encontrado que una dieta rica en grasas y el consumo de cafeína se asocian con la mastalgia.
Es importante utilizar un sujetador de la talla adecuada y de sujeción firme, así como un sujetador deportivo a la hora de realizar ejercicio físico.
Las terapias hormonales con estrógenos y progesterona para las mujeres en la menopausia pueden causar dolor de mamas.
Asimismo, las mujeres en perimenopausia que toman píldoras anticonceptivas o se están sometiendo a un tratamiento de fertilidad pueden tener igualmente este síntoma.
El dolor de mamas en la menopausia también puede ser un efecto secundario de ciertos antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la serotonina. Otros medicamentos que pueden causar estas molestias son los empleados para la presión arterial alta y algunos antibióticos.
Si se experimenta dolor de mama en la menopausia tomando estos fármacos, se debe consultar con el médico por si se puede retirar su consumo, rebajar la dosis o buscar alternativas.
El estrés crónico puede influir en los niveles de estrógeno y progesterona, lo que puede intensificar la sensibilidad mamaria.
Todas aquellas medidas que favorezcan la reducción del estrés actuarán como medida preventiva ante el dolor de pecho en la menopausia. Entre ellas, hacer ejercicio físico regular, realizar técnicas de relajación y mejorar el descanso.
Solo en casos muy puntuales se pueden indicar tratamientos hormonales como el tamoxifeno (antiestrógeno) o el danazol (androgénico).
No obstante, estos medicamentos pueden tener efectos secundarios importantes, por lo que solo se consideran si el dolor es muy persistente y afecta la calidad de vida de manera muy significativa.
El dolor de mamas suele causar mucha preocupación entre las mujeres porque temen que pueda ser un síntoma de cáncer de mama.
No obstante, el riesgo de padecer dicha enfermedad es muy bajo en las personas cuyo síntoma principal es el dolor mamario.
Aun así, si con las medidas preventivas y tratamiento el malestar no disminuye, hay que acudir al médico.
Concretamente, si la mastalgia continua a diario y dura más de dos semanas, ocurre en un área específica de la mama, parece empeorar con el tiempo, interfiere con las actividades diarias o interrumpe el sueño.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
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