El dolor pélvico y lumbar en la menopausia es un síntoma frecuente en esta etapa, a pesar de ser menos conocido que otros.
Los síntomas más reconocibles, por ser los más habituales, son los sofocos, el insomnio, los cambios de humor y la irritabilidad.
También son síntomas de la menopausia comunes el dolor de cabeza, la tensión o el dolor mamario y las palpitaciones.
Sin embargo, con el paso del tiempo, suelen aparecer otros trastornos derivados de la falta de estrógenos. Entre ellos, el dolor pélvico y lumbar.
El dolor pélvico y lumbar antes o durante el periodo está presente en algunas mujeres en su etapa fértil.
Este aparece porque, con la menstruación, el útero está más dilatado y puede comprimir terminaciones nerviosas que se extienden hacia el abdomen y la espalda.
No obstante, también puede haber dolor pélvico y lumbar en la menopausia.
Las causas que lo provocan pueden ser muy distintas. Sin embargo, el origen suele ser el mismo: el impacto en el organismo de los cambios hormonales provocados por el cese de la menstruación.
Concretamente, la falta crónica de estrógeno y progesterona, hormonas que tienen un papel protector en el organismo de la mujer.
El dolor pélvico de la mujer en la menopausia es aquel que se sitúa en la parte baja del abdomen, donde se encuentra la pelvis.
Puede estar provocado por cualquiera de las estructuras óseas y musculares que la forman, o bien por los órganos que la contienen. Entre ellos, el útero, los ovarios, la vagina y la vejiga.
De hecho, unas de las causas más frecuentes de dolor pélvico en esta etapa es la atrofia vaginal o síndrome genitourinario de la menopausia.
Otras causas habituales son las disfunciones del suelo pélvico.
En cuanto al dolor lumbar, también conocido como lumbago o lumbalgia, hace referencia al dolor procedente o localizado en la zona de las vértebras lumbares. Es decir, en la parte baja de la espalda.
Un suelo pélvico débil o disfuncional también puede causar dolor lumbar en la menopausia.
Paralelamente, la falta de estrógenos hace que en esta etapa haya una pérdida de masa ósea y un deterioro de la calidad del hueso.
Esto se debe a que, en la etapa fértil, estas hormonas ejercen un papel clave en la salud ósea y el recambio celular de los huesos.
Como consecuencia, el cese de la menstruación favorece la aparición de enfermedades como la osteoporosis o dolores articulares en la menopausia.
Todas estas dolencias son habituales en las mujeres durante esta etapa, por lo que el dolor pélvico y lumbar puede estar presente al mismo tiempo.
Así pues, las principales causas por las que aparece este síntoma en la menopausia son las siguientes.
1) Atrofia vaginal
La mayoría de mujeres que llegan a la menopausia experimentan algún síntoma relacionado con el síndrome genitourinario de la menopausia. Concretamente, entre el 50 y el 90% de ellas.
Este engloba una serie de síntomas a nivel vaginal, vulvar, urológico y sexual como consecuencia de la falta de estrógenos.
El más característico suele ser la sequedad vaginal, que se manifiesta con picor vulvar, escozor y dolor en las relaciones sexuales.
Esto se debe a que el cese en la producción de estrógenos provoca que la mucosa vaginal se altere. Concretamente, se vuelve más fina, menos elástica y más seca por la pérdida de lubricación natural.
Al mismo tiempo, se produce un acortamiento del canal vaginal.
Esto favorece la vulvovaginitis que, a su vez, contribuye a la aparición de otros síntomas de tipo urinario.
En ese sentido, puede aparecer la sensación de infección de orina sin que esta esté presente o no se pueda demostrar, así como cistitis de repetición.
La musculatura del suelo pélvico se debilita por factores como el embarazo, los partos y los deportes de alto impacto. Pero también por la llegada de la menopausia y el envejecimiento.
Los estrógenos ayudan a mantener los tejidos firmes y con un buen funcionamiento, además de favorecer su oxigenación.
Así pues, la falta de estas hormonas contribuye a que la musculatura del suelo pélvico se debilite.
Paralelamente, con la edad, disminuye la producción de colágeno y elastina, sustancias esenciales para la firmeza, la elasticidad y la recuperación de los tejidos.
Todo ello hace que las mujeres en la menopausia tengan más tendencia a sufrir algún tipo de incontinencia y/o prolapso.
Lo más frecuente es sufrir de incontinencia urinaria, que consiste en un escape involuntario de orina, sobre todo al realizar un esfuerzo.
En ese sentido, es común experimentar escapes de orina al reír, toser o hacer ejercicio físico.
No obstante, también puede haber incontinencia de gases o heces.
Otra consecuencia de un suelo pélvico débil o disfuncional es la aparición de dolor lumbar en la menopausia.
Cuando los músculos del abdomen y el suelo pélvico no son funcionales, la musculatura de la espalda debe trabajar más. Concretamente, para mantener la estabilidad de la columna y la pelvis.
Como consecuencia, estos músculos se sobrecargan y puede aparecer dolor pélvico y lumbar en la menopausia.
A veces lo que ocurre es lo contrario: hay un exceso de tensión en los músculos pélvicos (hipertonicidad) y esto también puede causar molestias.
La atrofia vaginal, la falta de tono muscular, la artrosis y las enfermedades de la columna pueden provocar dolor pélvico y lumbar en la menopausia.
Los dolores articulares en la menopausia son muy frecuentes y, de hecho, pueden aparecer muy pronto tras el cese del periodo.
Los bajos niveles de estrógenos en el climaterio (la transición hacia la menopausia) provocan una desmineralización de los huesos y afectan negativamente a la salud ósea.
Esto hace que las enfermedades osteoarticulares como la osteoporosis o la artrosis experimenten un gran incremento en la mujer a partir de los 45 años.
La osteoporosis es una enfermedad silente. Es decir, se manifiesta sin síntomas aparentes en las fases iniciales. Sin embargo, refleja un hueso débil que, ante un impacto o caída, se romperá fácilmente.
La artrosis, en cambio, sí suele cursar con dolor y las caderas suelen ser una de las articulaciones más afectadas en la mujer.
Por este motivo, la artrosis en las caderas, las vértebras lumbares y el hueso sacro pueden ser causas del dolor pélvico y lumbar en la menopausia.
Las alteraciones en la zona lumbosacra (las vértebras de la parte baja de la espalda y el hueso sacro) también pueden causar dolor lumbar en la menopausia.
Con el paso de los años, tiene lugar un proceso degenerativo en la columna lumbar que puede provocar diferentes alteraciones como hernias discales o estenosis.
De ser así, es habitual que aparezca este tipo de dolor de espalda, el cual puede ser más o menos intenso y limitante.
Aunque no es normal que duelan las piernas en la menopausia, puede aparecer ciática cuando hay una protrusión o hernia discal lumbar. Es decir, cuando un disco intervertebral (la estructura que actúa como amortiguador entre vértebras) se degenera o se rompe.
También con una estenosis de canal lumbar. Esta alteración aparece cuando se estrecha el canal por donde circulan las raíces nerviosas que se dirigen a las extremidades inferiores.
Más allá de la menopausia, tanto la artrosis como estas enfermedades de la columna son una causa habitual de dolor crónico en la tercera edad.
La disminución de los estrógenos en el climaterio va provocando una pérdida de masa y fuerza muscular que se agrava con la llegada de la menopausia.
Al igual que sucede con los músculos del suelo pélvico, una musculatura abdominal poco tonificada puede causar la aparición de molestias en la zona lumbar.
Así pues, menopausia y dolor muscular pueden estar relacionados.
El dolor de ovarios en la menopausia puede resultar confuso al ser un síntoma más propio de la ovulación o los primeros días de la menstruación.
Sin embargo, puede aparecer en la etapa previa (perimenopausia o climaterio), ya que los ovarios todavía siguen activos e incluso se puede ovular de forma irregular.
Cabe recordar que se considera que se ha llegado a la menopausia cuando han pasado 12 meses desde la última menstruación.
De este modo, puede haber dolor de ovarios en la premenopausia y que este se extienda a la región lumbar.
Más allá de estas causas de dolor pélvico y lumbar en la menopausia, hay otras condiciones que pueden cursar con este síntoma en la mujer. Sin embargo, no tienen por qué ser propias de esta etapa.
Entre ellas, la enfermedad inflamatoria pélvica, síndrome de la vejiga dolorosa, síndrome del intestino irritable o el síndrome de congestión pélvica.
Asimismo, una mujer puede tener dolor pélvico y lumbar en la menopausia por diferentes causas al mismo tiempo.
El tratamiento para el dolor pélvico y lumbar en la menopausia dependerá de la causa que lo esté provocando.
Aún así, ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a prevenir las molestias más habituales y aliviar el dolor en la zona.
Las molestias genitales por atrofia de la mucosa son uno de los síntomas más habituales en esta etapa de la mujer.
No obstante, hay muchas medidas para mejorar la sequedad vaginal en la menopausia.
Entre ellas, cuidar la higiene íntima y utilizar geles hidratantes y lubricantes que imitan el moco cervical presente entre los ciclos menstruales.
Es esencial tener una musculatura fuerte para prevenir el dolor de espalda.
Para ello, es fundamental realizar lo que se conoce como trabajo de CORE.
Este concepto hace referencia al centro de gravedad del cuerpo, el núcleo, ya que es desde allí donde se inician todos los movimientos dinámicos corporales.
Por esta razón, se centra en reforzar la musculatura profunda de la columna, la pelvis y las extremidades inferiores.
En ese sentido, disciplinas como el yoga o el pilates pueden ser muy beneficiosas.
La falta de actividad física y el sedentarismo en el trabajo favorecen la aparición de dolores musculares y articulares.
Es fundamental que las mujeres se mantengan activas durante el climaterio y la posmenopausia para minimizar los efectos de la pérdida de masa ósea y muscular.
Otro aspecto clave es mantener una buena higiene postural para prevenir el dolor de espalda. No solo al trabajar, sino al estar de pie, levantar peso y al dormir.
Cuidar la postura también ayudará a prevenir contracturas musculares en la zona.
En ese sentido, es importante incorporar estiramientos y ejercicios para aliviar el dolor muscular.
Los dolores articulares en la menopausia pueden tratarse con fármacos específicos y/o fisioterapia.
Paralelamente, hay otros consejos para prevenir y reducir el dolor articular que pueden ser de gran ayuda en el día a día. Entre ellos, la aplicación de frío y calor.
A este respecto, es habitual la duda de qué es mejor para la artosis, si el frío o el calor. En general, la respuesta es el calor, pero en ciertas ocasiones el frío también puede ser beneficioso.
Otra estrategia eficaz son los masajes con cremas que contengan activos analgésicos, antiinflamatorios y rubefacientes.
Cuando hay un episodio agudo de dolor pélvico y lumbar en la menopausia, hay diferentes medidas para poder aliviar la lumbalgia.
Entre ellas, realizar un reposo relativo e interrumpir el ejercicio físico hasta que el dolor disminuya.
Implementar medidas de higiene del sueño ayudarán a mejorar el descanso.
Esta medida es importante, porque es frecuente que haya insomnio y alteraciones en el estado del ánimo durante la menopausia.
Dormir bien no solo ayudará con los cambios de humor y la irritabilidad, sino que es necesario para que el organismo pueda repararse correctamente.
Además, los trastornos del sueño y el dolor crónico están relacionados bidireccionalmente.
De este modo, mejorar el descanso puede ayudar a prevenir y aliviar el dolor pélvico y lumbar en la menopausia.
En casos puntuales, la terapia hormonal de sustitución puede ser una opción.
Esta consiste en utilizar fármacos que contienen hormonas femeninas. En general, estrógeno junto a progesterona.
Es cierto que este tratamiento hormonal puede incrementar el riesgo de algunas enfermedades graves en algunas mujeres. Sin embargo, en otras, los beneficios parecen superar los riesgos.
Este tipo de tratamiento para la menopausia se suele limitar a aquellas mujeres cuyos síntomas son muy invalidantes o experimentan una menopausia temprana.
También cuando es necesario prevenir la pérdida de hueso y el riesgo de fracturas y no se pueden tolerar otro tipo de tratamientos.
Es importante recordar que el dolor pélvico y lumbar en la menopausia puede ser un síntoma presente en esta etapa de la vida de la mujer.
No obstante, hay que consultar siempre con el médico ante una dolencia que no mejora con las anteriores medidas y se mantiene en el tiempo.
También, siempre que aparezca de repente, sea muy intensa e interfiera en la calidad de vida.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Redacción. Menoguías para mujeres [en línea]. Asociación Española para el Estudio de la Menopausia. <https://aeem.es/menoguias-para-mujeres/>
García, I. Dolor pélvico y lumbar en la menopausia [en línea]. Instituto de la Menopausia. <https://www.institutodelamenopausia.com/divulgacion/consejos/salud/dolor-pelvico-y-lumbar-en-la-menopausia>
Redacción. ¿Qué causa el dolor pélvico? [en línea]. Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. https://espanol.nichd.nih.gov/salud/temas/pelvicpain/informacion/causa
Redacción. Dolores en la menopausia: ¿son normales? [en línea]. Dra. Carolina Paladino. <https://carolinapaladino.es/dolores-en-la-menopausia-son-normales/>
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