Hoy en día las contracturas musculares son una molestia relativamente común dado el estilo de vida actual.
El estrés, el sedentarismo en el teletrabajo y en general, las malas posturas, realizar un esfuerzo sin calentar previamente, la deshidratación y una alimentación con carencias nutricionales son las principales causas de contracturas musculares frecuentes.
Por su parte, el frío también puede favorecerlas. Cuando las temperaturas bajan, las músculos se contraen más e, inconscientemente, se tiende a adoptar una postura forzada.
El resultado es una tensión involuntaria de los músculos, que se traduce en dolor, rigidez, limitación a la hora de realizar ciertos movimientos, inflamación y la aparición de bultos o nudos que se pueden palpar fácilmente en la zona dolorida.
Las contracturas musculares en el cuello y la zona alta de la espalda son las más habituales. Sobre todo, por la elevación casi constante e inconsciente que se adopta de los hombros.
Esto explica la significativa prevalencia hoy en día del dolor de cabeza por cervicales y los diferentes tipos de dolor de espalda.
No obstante, esta tensión excesiva en los músculos puede aparecer en cualquier parte del cuerpo.
En función de la cantidad de fibras tensionadas, la contractura muscular se considera mayor o menor y los síntomas son más o menos invalidantes. Esto implica que pueden ser desde pequeñas molestias sin impedimento a lesiones completamente invalidantes.
En cualquier caso, esta dolencia indica que hay algún desequilibrio o sobrecarga muscular y debe abordarse.
Para ello, será fundamental identificar la causa que lo está provocando. No obstante, cuando el dolor y las molestias aparecen, lo primero es tratar de buscar el alivio de las contracturas musculares de la forma más rápida y efectiva posible.
Saber cómo tratar una contractura muscular es necesario cuando aparecen los primeros síntomas.
Hay diferentes medidas que pueden adoptarse en casa para aliviar el dolor. En ese sentido, estos serían los 5 pasos a seguir en el tratamiento de la contractura muscular.
1. Hacer reposo relativo. Si la práctica de deporte o el ejercicio físico están provocando una tensión muscular excesiva en alguna parte del cuerpo, es recomendable suspender temporalmente esta actividad para promover su curación.
Posteriormente, será importante revisar a qué se deben las contracturas musculares y adoptar medidas para que no vuelvan a aparecer.
Hacer reposo relativo no es sinónimo de inmovilización, ya que es importante seguir manteniéndose activo.
Al mismo tiempo, si alguna actividad en concreto del día a día es causa de contractura muscular, debería limitarse o suspenderse. Por ejemplo, consultar el móvil en exceso, lo que obliga al cuello a adoptar una posición anómala por mucho tiempo.
2. Realizar estiramientos. Movilizar las partes del cuerpo tensionadas con estiramientos específicos puede ser un alivio para las contracturas musculares.
De hecho, es recomendable seguir una rutina diaria que implique estirar los grupos musculares cuando estos se sientan tensionados.
Las contracturas musculares pueden llegar a ser muy dolorosas e invalidantes, pero hay medidas que ayudan a mitigar el malestar.
3. Aplicar calor. Es frecuente que exista la duda de si en las contracturas musculares, el calor o el frío son recomendables.
La respuesta es sí, el calor en el tratamiento del dolor muscular está indicado porque ejerce un efecto sedante sobre las terminaciones nerviosas que transmiten la sensación dolorosa.
La termoterapia puede aplicarse mediante parches, compresas o cremas de efecto calor. También pueden resultar convenientes las esterillas eléctricas.
Otra opción es darse una ducha con agua caliente, ya que ayuda a relajar los músculos.
El frío, por el contrario, se utiliza sobre todo en la fase aguda de una lesión muscular para frenar la hemorragia interna que suele darse en los tejidos afectados.
4. Hacerse un automasaje. Presionar la contractura en los puntos más dolorosos inhibe las terminaciones nerviosas que captan y transmiten los estímulos dolorosos.
Esta maniobra puede hacerla uno mismo o se puede realizar con la ayuda de otra persona.
Masajear la zona con una crema para contracturas musculares también puede proporcionar alivio.
Estas cremas o geles suelen incluir extractos de plantas (árnica montana, camomila, ginkgo biloba, etc.) y otros ingredientes que reducen la sensación de tensión y favorecen la recuperación de los músculos.
5. Tomar antiinflamatorios. A veces, las medidas anteriores resultan insuficientes y sigue habiendo mucho dolor y malestar.
De ser así, se aconseja tomar antiinflamatorios para las contracturas musculares hasta que pueda acudirse a un fisioterapeuta.
A veces, se pueden necesitar medicamentos más potentes como los relajantes musculares para contracturas. Sin embargo, estos fármacos solo deben tomarse bajo prescripción médica.
El tratamiento para las contracturas musculares por parte de un fisioterapeuta puede incluir el masaje terapéutico, la termoterapia y la electroterapia, entre otras muchas técnicas.
Una vez el dolor agudo desaparece, es importante tomar medidas para evitar que las contracturas musculares reaparezcan.
Para ello es fundamental actuar sobre las causas que las están provocando.
Mantener una buena higiene postural en el trabajo, al caminar y en el día a día es clave para prevenir las contracturas musculares.
Otra medida imprescindible es realizar ejercicios para aliviar el dolor muscular y mejorar la fuerza.
También es necesario calentar adecuadamente antes de hacer deporte, si se quieren evitar contracturas, lesiones musculares y agujetas.
Aunque no hay alimentos para evitar las contracturas musculares, es cierto que la carencia de ciertos nutrientes puede favorecerlas. Entre ellos, el potasio y el magnesio.
El potasio puede encontrarse en el plátano, el aguacate, el coco, la uva negra y el melón; mientras que son alimentos ricos en magnesio las almendras, los cacahuetes, las legumbres, el maíz y el chocolate.
Igual de importante es mantenerse hidratado durante el día y, sobre todo, durante la práctica deportiva.
Tampoco la temperatura ambiental en el trabajo y en casa debería ser excesivamente baja para evitar tensionar los músculos inconscientemente por el frío.
A pesar de todo ello, cabe recordar que las contracturas musculares por estrés son las más comunes. Son las que se denominan ‘tensionales’ y suelen localizarse en la parte alta de la espalda.
Las contracturas musculares por ansiedad pueden afectar a cualquier persona y se dan sobre todo en periodos muy demandantes física o psicológicamente.
Por ejemplo, en épocas de exámenes, problemas personales, cambios en el trabajo, etc.
De este modo, todas aquellas medidas que ayuden a rebajar el estrés serán beneficiosas para tratar de prevenir las contracturas musculares. Entre ellas, hacer deporte, mejorar el descanso y aprender técnicas de relajación.
Finalmente, hay que observar la posición en la que se duerme. Adoptar malas posturas, utilizar una almohada demasiado alta o firme, o bien dormir sin ella y descansar sobre un colchón inadecuado puede provocar también contracturas musculares en el cuello y la espalda.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Rodríguez, B. Cómo cuidar una contractura para que no vaya a más [en línea]. SaberVivir TVE, 2022. <https://www.sabervivirtv.com/medicina-general/como-aliviar-contractura-muscular_1850>
Redacción. Contractura muscular: definición, síntomas, tratamiento y prevención [en línea]. FisioClinics Logroño. <https://logrono.fisio-clinics.com/contractura-muscular-definicion-sintomas-tratamiento-y-prevencion-fisioclinics-logrono>
Redacción. Dolor muscular [en línea]. Sociedad Española de Medicina Interna. <https://www.fesemi.org/informacion-pacientes/conozca-mejor-su-enfermedad/dolor-muscular>
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