Las infecciones respiratorias en niños son muy frecuentes, sobre todo durante los tres primeros años de vida.
Aunque pueden aparecer en cualquier momento, la mayoría muestra un claro predominio de incidencia estacional, detectándose de forma fundamental durante los meses fríos del año.
En general, las infecciones respiratorias no suelen ser procesos graves. Sin embargo, son causa frecuente de atención médica y de ingreso hospitalario. Sobre todo, las infecciones por virus respiratorio sincitial (VRS) en lactantes y la gripe durante los meses epidémicos de cada invierno.
Otros virus responsables de causar infección de las vías respiratorias en la infancia son el rinovirus (la causa más común del resfriado en niños), el adenovirus, el bocavirus, la parainfluenza, el metapneumovirus, y el coronavirus.
Las infecciones respiratorias en niños suelen provocar síntomas leves, pero son una de las principales causas de absentismo escolar.
Los síntomas de infección respiratoria aparecen cuando estos virus invaden las células de las vías altas (nariz, cavidad nasal, boca, faringe y laringe), desencadenando inflamación y producción de mucosidad.
Esta situación deriva en los clásicos síntomas de resfriado en niños: congestión nasal, moqueo, irritación de la garganta y tos, que puede prolongarse durante días.
También es frecuente que pueda presentarse fiebre, sobre todo en bebés o si se trata de gripe. En el caso de este virus, es habitual que además sientan dolor de cabeza y corporal.
Otros síntomas de infección respiratoria característicos en los niños consisten en la falta de apetito, el letargo y el malestar general.
Hay que tener en cuenta que los lactantes y los niños más pequeños no son capaces de comunicar los síntomas de forma específica, por lo que una señal de alarma es que se muestren irritables y molestos.
Las complicaciones más frecuentes de las infecciones respiratorias en niños suelen darse en lactantes y se caracterizan por problemas para alimentarse (la congestión nasal les impide respirar durante la succión de la mama o el biberón) y la aparición de sibilancias (sonido de tono alto en la espiración), bronquiolitis, neumonía, convulsiones febriles y cianosis (la piel adquiere una coloración azulada).
Algunas infecciones respiratorias en niños también pueden desencadenar en una infección del oído (otitis media) o una crisis asmática en aquellos que sufren esta enfermedad.
Por lo general, los niños no necesitan acudir al pediatra por un resfriado común.
Sin embargo, se debe buscar atención médica de inmediato si se trata de fiebre en un recién nacido (menor de dos meses), esta se mantiene o sube por más de dos días, hay síntomas intensos, dificultad respiratoria, sibilancia y/o dolor de oído, o se presenta extrema irritabilidad, somnolencia inusual y/o una dificultad importante para la alimentación.
A todo ello, también hay que tener en cuenta que las infecciones respiratorias en niños son una de las principales causas de absentismo escolar (con el consiguiente impacto en la conciliación laboral y familiar).
Una razón más para llevar a cabo medidas que traten de prevenir su incidencia.
El sistema inmunológico de los más pequeños es aún inmaduro y esto hace que sean mucho más vulnerables que los adultos a procesos catarrales y gripales.
Aún así, hay una serie de recomendaciones generales que pueden ayudar a prevenirlas, acortar su duración y minimizar el riesgo de complicaciones.
1. Extremar las medidas de higiene. Las infecciones respiratorias se transmiten sobre todo mediante las gotitas respiratorias que se disipan al toser, estornudar o hablar. Sin embargo, también pueden adquirirse por el contacto con superficies contaminadas.
Por este motivo, lo más importante es el lavado de manos frecuente con agua y jabón, especialmente después de toser o estornudar, tocarse la nariz, sonarse los mocos, cambiar pañales, y antes y después de cada comida.
Si no existe la opción de poder lavarse las manos, se debe recurrir a soluciones alcohólicas.
También hay que utilizar pañuelos, preferiblemente desechables, para cubrir la boca y la nariz al toser o estornudar. Después de usarlos, hay que tirarlos a la basura. No se deben reutilizar. En caso de que no se disponga de un pañuelo en ese momento, hay que cubrir la boca y la nariz con el codo.
Otra medida muy importante para prevenir resfriados, catarros y otras infecciones en niños es evitar compartir vasos, utensilios para comer, toallas o cepillos de dientes. Tampoco se debería besarlos en la boca.
Al mismo tiempo, conviene ventilar las habitaciones y los espacios cerrados con frecuencia.
Una vez el niño presenta una infección respiratoria, es importante limitar el contacto con otras personas, sobre todo si tiene hermanos menores, y extremar la limpieza de la casa para evitar la propagación del virus.
Los pequeños no deben regresar a la escuela infantil o colegio hasta que haya permanecido al menos 24 horas sin fiebre y puedan llevar una actividad general normal.
2. Seguir una alimentación saludable. Una dieta saludable debe proporcionar todos los nutrientes esenciales para fortalecer el sistema inmunológico de los más pequeños y, de este modo, combatir de forma óptima aquellos virus que provocan las principales infecciones respiratorias.
No obstante, las carencias nutricionales en niños pequeños son frecuentes, sobre todo en la etapa de 0 a 3 años, que coincide con la de mayor incidencia de infecciones respiratorias.
En ese sentido, la importancia del hierro en el sistema inmunológico es crucial.
Este mineral es esencial para la proliferación y la maduración de las células inmunitarias. Como consecuencia, la falta de hierro o ferropenia provoca un menor recuento de todos los leucocitos, así como una reducción en su capacidad de neutralizar patógenos.
De hecho, diferentes estudios han observado una relación directa entre la falta de este micronutriente y las enfermedades respiratorias.
Por todo ello, es fundamental cubrir las necesidades de hierro en la infancia a través de la alimentación o la suplementación cuando sea necesario.
Otros nutrientes que también tienen una relación directa con el buen funcionamiento del sistema inmunitario son la vitamina C, la vitamina E, la vitamina A, las vitaminas del complejo B, los flavonoides, el zinc y el selenio.
Para prevenir deficiencias nutricionales en la infancia es fundamental seguir una alimentación equilibrada y variada. En caso de seguir dietas restrictivas por algún motivo (vegetarianismo, veganismo, por intolerancias, alergias, religión, etc.), se debería contar con el asesoramiento y seguimiento por parte un especialista en nutrición infantil.
3. Vacunarse contra la gripe. La gripe es la única infección respiratoria de origen vírico que se puede prevenir mediante la vacunación.
Actualmente, el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría recomienda la vacuna de la gripe en niños mayores de 6 años.
No obstante, también estaría indicada en aquellos pequeños a partir de 6 meses de edad que sufran enfermedades que les hagan más propensos a complicaciones (por ejemplo, asma moderada o grave, diabetes, algunas enfermedades renales, del sistema inmunológico o neurológicas u obesidad importante).
También en prematuros menores de 32 semanas durante sus dos primeros años de vida (a partir de los 6 meses de edad) y niños convivientes con enfermos en los que la gripe podría resultar especialmente peligrosa.
Otro uso de la vacuna de la gripe en niños es para aquellos pequeños que acuden a escuelas infantiles, aunque esta es menos eficaz en los de menor edad.
4. Favorecer la lactancia materna. La lactancia materna parece tener un efecto protector ante las infecciones respiratorias, ya sea disminuyendo la incidencia o la severidad de los cuadros.
En ese sentido, hay estudios que apuntan que dar el pecho más allá de los tres meses disminuye de forma significativa las infecciones respiratorias en los meses posteriores, respecto a periodos más cortos de lactancia materna exclusiva.
Asimismo, este efecto beneficioso se mantendría incluso en presencia de hermanos mayores en edad escolar.
Paralelamente, se recomienda especialmente la lactancia materna en los niños afectados por bronquiolitis (muy habitual en el caso de infección por el virus respiratorio sinictial) para disminuir el riesgo de patología pulmonar de vías bajas.
5. Potenciar el buen funcionamiento del sistema inmunitario. Más allá de una dieta inadecuada, existen otros factores que pueden debilitar el sistema inmunitario y hacer que los más pequeños sean más susceptibles a enfermarse y contraer infecciones respiratorias.
Entre las más importantes, el sueño. Para ello, hay que poner en práctica los principales consejos para que los niños duerman bien y puedan tener un descanso reparador.
También es clave fomentar la actividad física y evitar el sedentarismo, así como el estrés en la niñez.
Por su parte, algunas cepas de probióticos (como los Lactobacillus) podrían reducir la incidencia de ciertas afecciones respiratorias o disminuir la severidad de los síntomas. Aún así, es necesaria más evidencia para poder obtener resultados concluyentes.
Lo mismo sucede con algunas de las plantas medicinales tradicionalmente empleadas para la prevención y el tratamiento del resfriado. Entre las más populares, la equinácea, la hiedra y el andrografis.
Estos consejos sobre cómo prevenir los resfriados, la gripe y otras infecciones respiratorias en niños son importantes en toda la infancia, pero sobre todo entre los más pequeños, quienes son especialmente vulnerables a sufrir cuadros más graves y complicaciones.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
Redacción. Infecciones respiratorias en los niños: cómo prevenir el contagio [en línea]. En Familia. Asociación Española de Pediatría, 2014. <https://enfamilia.aeped.es/prevencion/infecciones-respiratorias-en-ninos-como-prevenir-contagio>
Calvo, C. García, M.L. et alt. Infecciones respiratorias virales [en línea]. Asociación Española de Pediatría, 2018. <https://nanopdf.com/download/infecciones-respiratorias-virales-asociacion-espaola-de-pediatria_pdf#>
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