Anemia y menstruación en la adolescencia

Es habitual que anemia y menstruación tengan una relación directa en la adolescencia.

Esto se debe a que las niñas adolescentes suelen tener sangrados abundantes después de la menarquia (la primera regla).

La explicación está en que, muchas veces, las primeras menstruaciones suelen ser anovulatorias. Es decir, no se produce la ovulación.

Esto es resultado de la inmadurez tanto del ovario como en las hormonas que se encargan de regular el ciclo menstrual.

Al no haber ovulación, la primera fase del ciclo dura indefinidamente. Esto implica que el estímulo de los estrógenos sobre el endometrio (el tejido interno del útero) es mucho más largo de lo normal.

Como consecuencia, el endometrio sigue creciendo hasta que está tan engrosado que acaba por desprenderse, lo que provoca un flujo de sangre abundante y de larga duración.

Además, las primeras menstruaciones suelen ser irregulares, pudiendo tener reglas muy frecuentes.

Este sangrado excesivo (o menorragia) puede causar una deficiencia de hierro (ferropenia) y, posteriormente, una anemia ferropénica.

Aunque las reglas abundantes puedan ser esperables en la pubertad, no deberían normalizarse.

Del mismo modo, tampoco se debería subestimar la ferropenia, ya que la falta de hierro se ha asociado con el deterioro de la función física y cognitiva.

Los sangrados abundantes en las primeras reglas pueden causar una falta de hierro y, con el tiempo, la aparición de anemia.

Síntomas de anemia en adolescentes

Inicialmente, la anemia en adolescentes puede ser leve y pasar desapercibida.

No obstante, a medida que la ferropenia es más importante y la anemia empeora, los síntomas se intensifican.

Los síntomas de anemia por menstruación pueden incluir los siguientes:

• Fatiga extrema
• Debilidad y decaimiento
• Mal humor e irritabilidad
• Piel pálida o amarilla
• Ojos y labios blancos
• Uñas partidas, débiles y quebradizas, pudiendo ser la anemia una causa de la caída de las uñas. También puede haber uñas amarillas o de un color rosado más pálido de lo normal. Otra alteración relacionada con la anemia ferropénica son las uñas en cuchara (condición médicamente conocida como coiloniquia). Estas últimas se caracterizan por ser uñas delgadas cuyos bordes se curvan hacia arriba.
• Caída del cabello (alopecia por falta de hierro)
• Visión borrosa
• Latidos cardíacos rápidos (taquicardia)
• Falta de aliento
• Dolor de cabeza
• Mareos, vértigos o sensación de mareo
• Manos y pies fríos
• Inflamación o dolor en la lengua
• Falta de apetito
• Ausencia de menstruación. A veces la anemia 'descontrola' la menstruación, pudiendo hacer que esta se retrase o desaparezca (amenorrea).
• Antojos inusuales de sustancias que no son alimentos. Por ejemplo, hielo, tierra, arcilla o tiza. Este comportamiento se conoce como 'pica' y se considera un síntoma de anemia grave.

Ante la presencia de cualquiera de estos síntomas de anemia en adolescentes, hay que consultar con el médico.

Cabe insistir en que incluso una anemia leve puede afectar la energía de las niñas y jóvenes, así como su capacidad para concentrarse y aprender.

En ese sentido, hay que recordar que anemia y regla abundante suelen tener una relación directa.

De este modo, ante un flujo menstrual intenso habría que valorar si los valores de hierro en el organismo son los adecuados.

Cómo tratar la anemia por menstruación

La Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia considera que deberían hacerse pruebas periódicas a las niñas adolescentes para detectar la deficiencia de hierro.

No solo mediante la medición de la hemoglobina (Hb) y el hematocrito, sino también la ferritina sérica (FS) y/o la saturación de transferrina (TSAT).

En ese sentido, siempre que haya anemia en adolescentes, se debe sospechar de reglas abundantes.

Aunque el tratamiento de la anemia por menstruación dependerá de su gravedad, los suplementos de hierro suelen ser la intervención de primera línea.

• Complementos alimenticios de hierro

Cuando la ferropenia en adolescentes es leve o moderada, se recomienda la suplementación con hierro.

Estos complementos de hierro pueden aportar únicamente este mineral, o incluir también otras vitaminas. Por ejemplo, la vitamina C y vitaminas del grupo B.

La vitamina C mejora la absorción del hierro. Por su parte, las vitaminas del grupo B contribuyen al proceso de producción de glóbulos rojos.

A su vez, tanto la vitamina C como las vitaminas del grupo B pueden ayudar a mejorar algunos síntomas de la anemia por menstruación como el cansancio y la fatiga.

Es importante que la prescripción de los complementos de hierro se haga con instrucciones específicas para optimizar su absorción.

Entre ellas, evitar que se consuman junto a alimentos ricos en calcio y fitatos, ya que son sustancias que podrían impedir su absorción.

Son alimentos ricos en calcio los lácteos (leche, queso y yogur), los vegetales de hoja verde y las sardinas enlatadas y salmón.

Por su parte, los fitatos se pueden encontrar principalmente en cereales integrales, legumbres y frutos secos.

La dosis dependerá de cómo estén las reservas de hierro, si se busca un efecto preventivo o si la anemia ya se ha instaurado.

Así pues, tomar hierro afecta a la menstruación de una manera positiva, ya que puede prevenir y tratar la anemia en caso de sangrados abundantes.

De hecho, algunos autores recomiendan tomar un suplemento de hierro de 10-15 mg al día durante la menstruación hasta que termine el brote puberal.

Es importante que los suplementos presenten una óptima tolerabilidad para mejorar la adherencia al tratamiento.

• Anticonceptivos hormonales

Si los sangrados son muy abundantes, se pueden prescribir anticonceptivos hormonales.

Más allá de la anemia ferropénica, estos medicamentos pueden aliviar otros síntomas como el dolor menstrual intenso.

Los anticonceptivos hormonales adelgazan el revestimiento del útero (endometrio) y hacen que este se desprenda de forma regular.

De este modo, se evita que el endometrio crezca tanto y se produzca una pérdida de sangre abundante.

• Tratamientos hormonales en altas dosis

Solo en casos muy puntuales se puede requerir un tratamiento hormonal en altas dosis para conseguir reducir el sangrado menstrual.

Cómo prevenir la falta de hierro en adolescentes

Cabe recordar que las necesidades de hierro en la infancia y la adolescencia están aumentadas y que este mineral interviene en muchas funciones del organismo.

En ese sentido, el hierro es vital para que los jóvenes puedan llevar a cabo la aceleración del crecimiento y los cambios en la composición corporal propios de esta etapa.

Se estima que, de los 10 a los 18 años, se adquiere entre el 15-25% de la talla y el 40-45% del peso de la edad adulta.

Al mismo tiempo, en la pubertad se produce un incremento de la masa ósea y muscular y una expansión del volumen sanguíneo total. Esto último, a su vez, implica que haya unas mayores necesidades de hierro.

Finalmente, la adolescencia es una etapa donde puede haber una intensa actividad deportiva y un mayor esfuerzo cognitivo, debido a las exigencias académicas.

Todos estos factores también pueden contribuir a la deficiencia de hierro y la aparición de este tipo de anemia.

En ese contexto, las niñas y las jóvenes adolescentes tienen hasta 10 veces más probabilidades de desarrollar anemia que los varones en esta etapa.

Esto se debe a la llegada de la menstruación y las alteraciones que puede presentar en los primeros años. Principalmente, un sangrado abundante.

Por todo ello, es fundamental conocer cómo prevenir la anemia en las adolescentes.

Paralelamente, no hay que olvidar la importancia del hierro en el sistema inmunológico y para prevenir infecciones recurrentes.

Dieta equilibrada

Es fundamental que las adolescentes sigan una dieta equilibrada que asegure un aporte adecuado de energía (calorías) y nutrientes.

La adolescencia puede ser una etapa compleja en cuanto a los hábitos de alimentación, pero hay que procurar que estos sean lo más saludables posible.

También hay que evitar las dietas restrictivas o iniciar pautas dietéticas por cuenta propia.

Peso saludable

La obesidad se ha asociado con bajas concentraciones de hierro en sangre en niños y adolescentes.

Esto se debe a que suelen presentar cantidades elevadas de hepcidina, hormona que inhibe la absorción del hierro.

Por lo tanto, mantener un peso saludable puede actuar como factor protector.

Alimentos ricos en hierro

Es fundamental que la dieta aporte el suficiente hierro para cubrir las necesidades de la adolescencia.

Entre ellos, la carne roja, los berberechos y las almejas. También las legumbres, los frutos secos, las frutas desecadas y los cereales fortificados.

Alimentos ricos en vitamina C

Consumir alimentos altos en vitamina C junto a fuentes de hierro ayuda a aumentar su absorción.

Entre ellos, pimientos rojos, cítricos, tomates, brócoli y verduras de hoja verde.

Esto es especialmente importante cuando se consumen fuentes vegetales de hierro, ya que su absorción es menor.