La lumbalgia o lumbago es una dolencia muy frecuente. Se estima que 8 de cada 10 personas sufrirán dolor lumbar al menos una vez en su vida y es el principal motivo de baja laboral en el mundo occidental.
Así pues, adoptar medidas preventivas y saber cómo aliviar la lumbalgia resulta fundamental. Sobre todo, porque en algunos casos puede limitar seriamente la vida cotidiana.
El lumbago es un tipo de dolor de espalda que está causado por alteraciones de las diferentes estructuras que forman la columna vertebral en la parte baja. Es decir, puede estar provocado por problemas en los ligamentos, los músculos, los discos intervertebrales y las vértebras de esa zona.
En ocasiones se trata de un dolor puntual (lumbalgia aguda) y puede durar entre unas horas y varios días. Si se extiende más allá de los tres meses, se considera lumbalgia crónica.
No siempre es posible encontrar la causa del lumbago y muchas veces tiene un origen multifactorial.
Por lo general, se atribuye a una mala forma física, el sedentarismo, trabajos o deportes en los que se sobrecarga la zona lumbar, periodos largos sentado o de pie, malas posturas y la tensión emocional.
Evitar o minimizar estos factores de riesgo es clave para prevenir y aliviar la lumbalgia una vez ha pasado el episodio agudo de dolor.
Sobre todo, resulta fundamental tener una musculatura fuerte e incluir siempre en la actividad física ejercicios que tonifiquen la musculatura profunda de la columna, la pelvis y las extremidades inferiores. Es lo que se conoce como trabajo de ‘core’ o centro.
En ese sentido, la práctica de pilates y yoga incluye algunos de los ejercicios para aliviar el lumbago más recomendados porque se centran precisamente en el fortalecimiento del ‘core’.
También la lumbalgia puede estar causada por una disfunción del nervio ciático (ciática), hernia discal, o una lesión o degeneración del cartílago de las articulaciones de las lumbares (artrosis lumbar).
Este tipo de lumbago es más frecuente a medida que se envejece, siendo una causa habitual de dolor crónico en las personas de la tercera edad.
Es por ello que identificar el origen de la dolencia, sobre todo cuando es crónica, debería ser el primer paso para poder aliviar la lumbalgia.
Sin embargo, hay diferentes medidas que se pueden adoptar en casa en el momento álgido de dolor para minimizar las molestias y favorecer una recuperación más rápida.
Ante la aparición repentina de dolor en las lumbares – lo que se conoce popularmente como un ‘ataque de lumbago’, hay medidas que se pueden tomar en casa para aliviar el malestar.
Las siguientes son pautas que es conveniente seguir en un primer momento, en la lumbalgia aguda, y que deberían ayudar a experimentar una mejoría rápida.
Sin embargo, no debe ser un reposo absoluto. Por lo general, no se recomienda permanecer en cama más de 48 horas, aunque las molestias mejoren notablemente al estar tumbado.
Mantenerse activo acelera la recuperación, disminuye el dolor lumbar y sus secuelas y previene la pérdida de fuerza muscular.
La recomendación consiste en tratar de seguir con la rutina habitual en la medida de lo posible e ir incrementando la actividad hasta regresar a la normalidad.
Los estiramientos y ejercicios para el lumbago pueden comenzarse a los 12-14 días tras el cese de los síntomas. Realizarlos antes puede exacerbar el dolor.
También concierne a quienes deben permanecer mucho tiempo de pie o sentados.
A diferencia de otras lesiones (por ejemplo, tras un golpe), no es necesario recurrir al frío en la fase aguda de dolor.
Se debe aplicar calor para la lumbalgia desde el primer momento, porque ayuda a relajar las contracturas musculares y mejora la rigidez articular.
Así pues, sí que es bueno el calor para el lumbago y este puede aplicarse mediante una esterilla eléctrica, compresas o parches de calor.
El reposo, el calor, las cremas antiinflamatorias y los analgésicos son medidas eficaces para aliviar la lumbalgia aguda.
Estas cremas antiinflamatorias para la lumbalgia tienen también una acción analgésica y rubefaciente (de efecto calor) y suelen incluir principios activos como el salicilato de metilo, el mentol, el ácido salicílico, el alcanfor y el nicotinato de metilo.
Otros antiinflamatorios tópicos que pueden indicarse para el dolor lumbar, sin efecto calor, son el piketoprofeno, el etofenamato, el diclofenaco y el ibuprofeno.
Estas cremas para el lumbago pueden presentarse también en formato gel o espray.
En caso de que se trate de un dolor neuropático, la capsaicina suele ser un fármaco tópico recomendable.
En caso de que estos fármacos resultaran insuficientes, el médico podría recetar otro tipo de analgésicos o asociarlos a corticoesteroideos (prednisona), relajantes musculares (diazepam) e incluso opioides (codeína).
En caso de utilizar fajas para el lumbago, hay que retirarlas unas horas al día para que la piel transpire, durante las digestiones y en el descanso.
Con estas medidas para aliviar la lumbalgia, el malestar debería mejorar y remitir en unos días. De no ser así, hay que acudir al médico.
También, siempre que los síntomas sean severos, aparezca fiebre, haya problemas para el control de la orina o las heces, o debilidad marcada en una pierna.
Autor: Laboratorios Viñas, departamento científico.
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Casals, J.L., Gasparyan, A. et alt. Dolor de Espalda [en línea]. SEMERGEN, 2016. <https://semergen.es/resources/files/documentosConsenso/documento-consenso-dolor-espalda.pdf>
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